Entre pillos y osos
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Francisco Torres García. Uno de los déficit de la conciencia democrática española es la falta de cultura del pacto, bien sea por nuestra sempiterna querencia hacia el individualismo o por la omnipresencia de la idea de que solo es válido tener todo el poder y solo con mayoría absoluta en el binomio derecha izquierda se puede gobernar. Desde el rey al último lacayo, pasando por los ciudadanos de toda clase y condición, se defiende con fruición el pluralismo político teórico pero, al mismo tiempo, de forma sistémica, se promociona desde arriba y se asume, aunque ahora ande ello en retroceso, por parte de la población, que está bien eso de ser plural pero que en la práctica el progreso y la estabilidad solo se consigue si gobierna el PP o el PSOE.
Alguien se puso a jugar y, sin darse cuenta, los muñecos, más mediáticos que otra cosa, cobraron vida aprovechando la desafección que cada vez es más amplia entre los españoles. El resultado, como todos sabemos, es que lo que ayer era cuestión de dos, PP/PSOE con el apéndice de IU, hoy es un juego de pillos entre cuatro jugadores y un apéndice (PP, PSOE, PODEMOS, Ciudadanos, IU) y alguno más que se suma a la partida según los lugares. Para los amantes del bipartidismo, fundamentalmente para el PP, el cambio de las reglas no escritas del juego político es la negritud de la inestabilidad. Para todos un juego de pillos con diferentes objetivos.
Dejemos a un lado que los pactos de gobierno, ya ha caído en desuso eso de la contra natura porque llegado el caso todos están dispuestos a pactar con todos y el PP se enfada porque no quieran pactar con él, son por obligación y no por amor a la cultura del pacto y el respeto al pluralismo -ni PP ni PSOE creen en el pluralismo, creen en el poder-. Aparto la jocosidad que producen esos casos de concejales más o menos estrambóticos aupados al sillón consistorial por el relleno improvisado de listas -de la noche a la mañana tuvieron que encontrar más de diez mil candidatos-. Y no entro a valorar el currículo real de no pocos de estos, algo que tendría poca importancia si tuvieran un programa de gobierno que ejecutar con disciplina estalinista. A todos los nuevos les hubiera gustado estar en la oposición sin tener que retratarse, ¿pero...?
Los resultados de las municipales y autonómicas obligaban a los pactos. Es más, la previsión a día de hoy es que tras las próximas generales el pacto sea lo usual. Unos han visto en los pactos la oportunidad para justificar su razón de ser, pues con ellos van a regenerar la vida política (Ciudadanos) presentando como aval el haber conseguido que los imputados salgan a toda velocidad de la vida pública. Otros, la posibilidad de contar con unos pocos laboratorios -con el riesgo de que exploten-, ser el elemento que ponga fin al poder del PP, pero manteniéndose en la oposición en algunos lugares, evitando en la medida de lo posible contaminar la marca madre (PODEMOS). Ni Ciudadanos ni PODEMOS querían mostrar una política de pactos genérica, es más lo que buscaban era no tener una política de pactos previa limitándose a fijar unas líneas rojas para dejar gobernar. Ambos temían y temen el efecto de lo que en política se conoce como "el abrazo del oso". A tres o cinco meses vista de las elecciones, con la desconexión veraniega de por medio, hubiera supuesto dada la inestabilidad del electorado dar por válida la idea de que al final da lo mismo porque unos pactan con el PSOE para darle el poder y otros con el PP, ergo lo más útil es votar directamente a uno de los dos o quedarse en casa con un castizo "que les den" porque son todos iguales.
Dejando a un lado las boutades de los chicos de PODEMOS, lo que ha emergido hasta ahora de los llamados emergentes me parece que solo es la punta del iceberg y que el problema que tienen es la difícil conjugación de sus dos almas, el partido que peor ha salido parado de los pactos suscritos se llama Ciudadanos. Albert Rivera ha asumido -en realidad para eso le han impulsado- un desgaste de imprevisibles consecuencias y es quien más queda expuesto a sufrir los efectos del "abrazo del oso" pepero, mientras que Iglesias ha sabido zafarse del oso socialista y ha disparado certeramente contra el osezno que es Garzón (IU). El PP se ha colocado, porque Ciudadanos le ha dado facilidades, en la mejor situación para recuperar votos dubitativos ante el encanto de Rivera y de hecho las encuestas así lo evidencian. PODEMOS, sin embargo, se mantiene estabilizado en un insuficiente pero impresionante 20%, lo que indica que su táctica ha funcionado pero al mismo tiempo es rehén de su capacidad para evitar que sus representantes, reales o camuflados, ni decepcionen, ni asusten, ni metan la pata de forma ostensible en los próximos meses, el handicap lo tienen todos, líderes y cargos, en su ADN de revolucionarios de diseño con gotas de peroflautismo y exceso de torrentismo.
Nota.- Se comenta que Pablo Iglesias acude a diario a postrarse a los pies de la Almudena, con velas y todo, a implorar por la aparición milagrosa de un tránsfuga que acabe con la pesadilla de Carnena y coloque a Esperanza Aguirre en el sillón municipal. Ello le permitirá asaltar el cielo sin estar en manos del demonio.