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Diario YA


 

Una nueva época, con nuevas siglas, con nuevos hombres

España hacia una nueva transición

José Luis Orella. Director Editorial Diario YA. La encuesta del CIS anuncia un panorama de ruptura del bipartidismo ante la irrupción del populismo triunfalista de podemos, e incluso con un reforzamiento de los nacionalismos en sus baluartes periféricos. La crisis económica y moral que nos atenaza se describe perfectamente en los números de caritas, donde se marca que un cuarto de la población española vive en los límites de la pobreza y sin ingresos. Los jóvenes sin cargas familiares huyen al extranjero y alimentan la avidez de cuadros preparados que se necesitan en muchos países de nuestro entorno cultural, como son los miembros de la Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile) con un crecimiento importante, que junto a Brasil, conforman el futuro hogar de decenas de miles de universitarios. Aquellos que dominan idiomas, languidecen con sueldos mejores que en España, en un lumpen proletariado mejor en Alemania y Gran Bretaña. Nuestro invierno demográfico acelera su paso con la huida de una juventud que no quiere los beneficios de la nueva esclavitud del trabajo “flexible” de las reformas laborales.
El resto de la sociedad, viviendo en condiciones que ya sólo eran un recuerdo de bisabuelos, alimentan un odio a una casta política que ha vivido en nidos de oropel y derroche, mientras aconsejaba austeridad y sacrificio a una sociedad que ve donde como desapareció su contribución a una España mejor en servicios. El hundimiento de la antigua poderosa clase media española, devuelva a nuestro país a una realidad desaparecida gracias a los Planes de Desarrollo que aquellos “López” hechos a sí mismos consiguieron eliminar. La vieja sombra de los señoritos displicentes con pelo almidonado, aparecen anunciando una España, o una Cataluña soberana mejor, mientras las masas desahuciadas se dejan guiar por antiguas banderas guardadas en los museos de historia. En Italia, maestros del buen gobierno, supieron cambiarlo todo, para que la casta pudiese sobrevivir, aunque con una sociedad no adormecida, los sueños de un nuevo ventennio, buscan personalidades fuertes en los golpes de timón de Berlusconi, Grillo o incluso en los ojos de la seductora ministra Boschi. Pero en España no llegamos a ese nivel, se hace preciso un relevo de una casta que ha cumplido su función de demoler la sociedad nacida de la transición y devolvernos a la dura realidad que un Ortega y Gasset, un Josep Pla  o un Gregorio Marañón enjuiciaban en los duros años treinta.

Una nueva época, con nuevas siglas, con nuevos hombres, que sepan reconducir una situación de demolición social y política. Se necesitan hombres puentes que reconstruyan los espacios sociales de la izquierda y la derecha, que nunca dejaron de existir, pero que no pueden quedar sepultados por la capa corrupta de los dispuestos a destruirlo todo por sus apetencias personales. Se necesita reconstruir nuevas realidades políticas, representativas de la sociedad, y dirigidas por personas que sirvan a esos ideales. La izquierda se reconstruye a golpe de CiS y de tertulias televisiva, con palabras de justicia, pero también de genealogía revolucionaria de peores tiempos. Ahora el espacio moral y social que la derecha se dejó depredar, debe reconstruirse en un proyecto complementario, social y valórico, que rescate a sus masas desheredadas para colaborar en reconstruir una España que necesita una nueva transición, sin revoluciones, y sin los estigmas de clase de la fenecida transición de los setenta.
 

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