Esta España nuestra
Jorge Urdiales Yuste, investigador de Miguel Delibes. En la escuela los alumnos españoles han de tomar posesión de España. Es su patria, es suya. Son españoles y además han de querer serlo. Facilitar esta toma de posesión y esta voluntad de los alumnos es incumbencia de todo el profesorado de la Escuela, por más que especialmente lo sea del profesor de Historia.
De España nadie en exclusiva es dueño y señor. Aunque en ella unos mandan y otros son gobernados, España somos todos, los de arriba y los de abajo, los prehistóricos cazadores de la Cueva de Altamira y nuestros “demócratas” contemporáneos, unos rebaño y otros élite intelectual, en la sombra muchos y en la prensa ligera no siempre los peores. A España no hay que ir a buscarla sólo a los siglos de Oro. España es la de ayer, la de hoy y, si se perpetúa, también la de mañana. España hoy somos nosotros, con nuestra carga de siglos de gloria y de descalabros que son nuestra tierra firme y nuestro cielo de estrellas.
Si España va mal, somos nosotros los que vamos mal. Es nuestra responsabilidad. Si va bien, nuestra gloria y orgullo.
Pasa aquí, mutatis mutandis, lo que en la Santa Iglesia de Dios. Tiene la Iglesia jerarquía, pastores y el pueblo llano que es el rebaño de Cristo, pero, a la hora de medir su verdadera realidad, tras la danza de la muerte del Juicio Final, un único rasero que es la santidad es el que cuenta.
La real y metafísica España, no la aparente ni su espectáculo, late y está viva y haciéndose en todos sus hijos, buenos y malos, y lo está en la medida en que por cada uno corre, viva y caliente, la sangre de los valores españoles. Este es su rasero: los valores españoles. Por él hemos de ser medidos todos, desde el jerarca que contra viento y marea pone su vida al servicio de las grandes necesidades y empresas de la Patria hasta la abuelita de pueblo que, porque se la ha caído el pan al suelo, enseña a su nieta a besarlo, porque el pan es de Dios.
Todos nos debemos a la Patria, todos somos imprescindibles para ella, todos hemos de quererla con amor crítico y exigente, nadie es más que nadie en esta tarea común, cada uno ha de responder con sus propios talentos al servicio de su España, nadie ha de reducirse a su documento de identidad.