Este es el Manifiesto Católico contra la profanación de la tumba de Franco
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Ante el papel preponderante que juega la Iglesia en relación a la pretendida exhumación de Franco, y teniendo en cuenta que la Iglesia somos todos los católicos, los seglares de Movimiento por España presentamos un Manifiesto para defender la memoria y la tumba de quien nos salvó del exterminio en los años 30’s del siglo pasado. Como explica el insigne historiador Pio Moa:
El Frente Popular fue esencialmente una alianza de separatistas, totalitarios y golpistas, con fuertes rivalidades y odios internos, manifestados en represalias, torturas y asesinatos entre ellos, cosa que se trata de olvidar, borrando arbitrariamente parte significativa de la realidad histórica. No obstante esos odios, había una cosa en la que estaban todos de acuerdo: la Iglesia católica debía ser aniquilada y erradicada del presente y en lo posible del futuro de España.
En consecuencia, el Frente Popular organizó durante la Guerra Civil y aún antes, el exterminio, a menudo con sadismo extremo, del clero y de personas distinguidas por su catolicismo, la destrucción sistemática de templos de gran valor artístico, monasterios insignes, bibliotecas valiosísimas y hasta cruces de los cementerios. Se trató de un genocidio como el que perpetraron los soviéticos en Ucrania.
Esa labor fue acompañada del saqueo de bienes y tesoros artísticos, utilizados luego para asegurar un exilio de lujo a los dirigentes. En esa tarea participaron todos los partidos de izquierda, justificando una persecución que acarreó un grave descrédito al Frente Popular en los países democráticos, incluso en aquellos tradicionalmente hostiles al catolicismo, donde la mayor parte de la opinión pública lo vio como una explosión de barbarie.
La razón de esa política estribaba en la noción ideológica de que la Iglesia era la causante del atraso español y de todos los males sociales concebibles. Por tanto su influjo debía ser sustituido por el de unas ideologías que traerían al país una brillante ilustración, libertad y prosperidad. Ideologías importadas y vulgarizadas al nivel de simples consignas, que originaban odio a la Iglesia, lo que llevó al escritor liberal Gregorio Marañón, uno de “los padres espirituales de la República”, a tacharlas acremente de “estupidez y canallería”.
Pero cualquiera sea la opinión sobre la Iglesia o las ideologías hostiles a ella, el hecho histórico evidente es que el cristianismo constituye la base y raíz de la cultura tanto española como europea, habiendo generado una acumulación gigantesca de arte, ciencia y pensamiento, manifiesta en la obra de miles de escritores, arquitectos, pintores, pensadores o científicos. Este hecho exige una actitud de esencial respeto, como manda asimismo la Constitución española. La experiencia prueba que la pérdida de ese respeto conduce directamente a la barbarie, como ocurrió en España durante las República y no debe volver a ocurrir.
Por ello, los católicos y los no católicos que admitimos estas evidencias, tenemos la absoluta obligación moral y política de reconocer la importancia histórica de Francisco Franco en el salvamento de la Iglesia y de la cultura cristiana. Esta obligación corresponde a todos los católicos: al Papa, los obispos, a las jerarquías eclesiásticas y a los laicos. Por tanto, denunciamos y nos oponernos con sobrados fundamentos a los planes del actual gobierno de ultrajar los restos de aquel gran líder histórico y fiel católico, merecedor de la más alta condecoración que concede la Iglesia: La Gran Cruz de la Suprema Orden de Cristo. El único gobernante en la historia que aplicó a la política la Doctrina Social de la Iglesia.
Por lo cual no admitimos en modo alguno la pretensión de encubrir con visos de democracia unos designios radicalmente antidemocráticos, provocadores de odios que nos retrotraen precisamente a aquellos tiempos de barbarie y persecución religiosa.
Y para dejar constancia de mi repulsa a la exhumación de Franco, yo como católico agradecido y amante del Bien, de la Verdad y de la Justicia, adjunto mi firma al presente Manifiesto.