Europa debe evitar la metástasis comunista de Syriza
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Miguel Massanet Bosch. Pero, si les tengo que decir lo que más preocupa en estos momentos, es el comportamiento de la CE ante el desafío del nuevo gobierno griego de Tsipras
Lo ocurrido con las elecciones de Grecia no por esperado, no por vaticinado en todas las encuestas preelectorales y temido por toda la derecha europea; ha dejado de causar un impacto importante en todas las cancillería europeas, especialmente en aquellas que representan a naciones con fuertes inversiones en la deuda soberana helénica, como es el caso de Alemania y, en menor medida, pero no con una cantidad despreciable, la misma España a la que los griegos les deben del orden de 26 o 27 mil millones de euros por compra de su deuda soberana. Es posible que el señor Psipras, un viejo político, aunque todavía en su juventud física, haya sabido tocar la fibra sensible de los griegos, que llevan ya muchos años padeciendo recortes y arbitrariedades de sus sucesivos gobiernos que, como se ha visto en estas elecciones, han llevado a una gran mayoría a decidirse por un cambio radical, más impulsados por sus sentimientos de revancha y sus deseos de cambio que por lo que les debiera haber aconsejado la razón, máxime si se tiene en cuenta que están a pocos meses de que les venzan nuevos pagos que, sin la ayuda de la CE, es muy posible que les sea imposible atender.
Pero, si les tengo que decir lo que más preocupa en estos momentos, es el comportamiento de la CE ante el desafío del nuevo gobierno griego de Psipras que, como es sabido, pretende renegociar la deuda de su país, pedir quitas y, por supuesto, liberarse de las condiciones que le fueron impuestas, en cuanto a más recortes y sacrificios, que se comprometieron a poner en práctica y que fueron la razón de que se concediera el rescate y se pagaran los distintos plazos acordados. Esta victoria comunista, en un país de la UE, tiene mucho más impacto por lo que puede significar de potenciación del comunismo por otros países que, si no están en tan graves condiciones como Grecia, sin embargo, si están afectados, como nos ocurre en España, por un gran desempleo y por un inesperado, pero real, rebrote de un comunismo extremo, dirigido en esta ocasión por un grupo de intelectuales, Podemos, que han conseguido, en poco tiempo, captar a un importante número de adeptos, muy probablemente porque las nuevas generaciones de españoles no conocen de primera mano las consecuencias letales de estar en manos del totalitarismo comunista.
Es evidente que la UE adolece todavía de la falta de cohesión entre sus componentes que hubiera sido de desear y que, posiblemente, se hubiera conseguido, si el proyecto de Constitución Europea hubiera tenido éxito. No fue así y, hoy en día, se puede decir que cada nación va por libre y, en el caso que nos ocupa, mucho nos tememos que las medidas enérgicas que algunos países han recomendado para acabar con el auge del partido Syriza y obligar a Grecia a cumplir con lo pactado o expulsarla de Europa, van a quedar en agua de borrajas porque, empezando por el señor F.Hollande, de Francia, que ya se ha ofrecido a Psipras, el líder heleno, para colaborar con ellos, por considerar que el triunfo de la izquierda extrema en Grecia y su oposición al sistema de austeridad, propuesto por los países del norte de Europa, coincide con sus propios deseos e intereses como mandatario de la nación francesa.
Lo que ocurre es que, como el señor Pablo Iglesias de Podemos, exultante por la victoria de sus colegas griegos, ya ha expresado de forma onomatopéyica, con un significativo “tic, tac, tic, tac…” el tiempo que les queda al PP y el resto de partidos tradicionales de gobernar en España. Es posible que, desde que terminó la Guerra Civil del 1936 al 1939, España no haya estado tan cerca de volver a padecer el yugo del comunismo radical. No sabemos si, los doctos y especializados dirigentes de la CE, toda la parafernalia que ocupa puestos en el Parlamento Europeo y todos aquellos líderes de las naciones europeas, que están calibrando los posibles efectos del no pago de la deuda griega y su exclusión de la comunidad europea; dudando entre la posibilidad de recobrar sus préstamos a la nación griega por medio de acuerdos con los nuevos gobernantes griegos, aunque ello comporte reconocer su fracaso y aceptar el chantaje comunista o si, por el contrario, van a primar el que Europa se siga manteniendo en una economía de mercado y de libertades cívicas sin permitir que, por egoísmo nacional, (como pronostica Pablo Iglesias de Podemos), vayan a dejar que, el ejemplo griego, se vaya extendiendo por el resto de naciones europeas, miembros de la CE, para que muchas de ellas acaben siendo como la Cuba de los Castro o la Venezuela del señor Maduro y su cuadrilla de dictadores.
Si una pieza del puzzle europeo falla, se puede esperar que la estructura entera de la comunidad y su moneda, el euro, empiecen a desmoronarse; iniciando un camino errático, que es lo que están esperando todos estos partidos de corte marxista, que están vendiendo a los más crédulos, las maravillas de un Estado igualitario, intervencionista, totalitario y antidemocrático, en el que todo queda en manos de un grupo de privilegiados que son los que acaban, como en el caso de los Castro, por ser los verdaderos dictadores, aunque ellos pretendan demostrar que, este sistema, es el que más le conviene al pueblo.
Europa debe demostrar, lo mismo que el FMI y el BCE, que forman una piña en apoyo de la democracia común, sin permitir que intereses económicos que, a la larga, van a resultar letales para los que pretendan cambiar el cobro de la deuda por el fortalecimiento de partidos, tan peligrosos, como el griego Syriza o nuestros compatriotas, Podemos, que si se les permite difundir sus peregrinas teorías sobre su sistema de gobierno comunistoide, es muy posible que, lo que no consiguió el camarada Stalin con sus frentes populares, lo logren estos nuevos “apóstoles” del comunismo radical; trasladando a toda Europa los sistemas bolivarianos, tan en auge en la América latina y que tanta miseria siguen cosechando para sus ciudadanos que, acostumbrados al sistema cacical de los anteriores gobernante corruptos, ahora no les cuesta nada adaptarse a gobiernos, de corte socialista o comunista, que practican las mismas políticas de sus antecesores en el gobierno pero que, en esta ocasión, lo hacen en nombre “del pueblo”; aunque el pueblo no sea capaz de notar la diferencia y, en ocasiones, como ocurre en Venezuela, tienen que acostumbrarse a no poder comprar, al desabastecimiento y que, además, el señor Maduro, les diga que esto de comprar es un “vicio” que hay que desarraigar.
Pero, señores, no dejen que las palabras les oculten lo que hay debajo de estos personajes ávidos de poder. Vean de dónde sale el dinero que les permite montar todo el tinglado en el que mueven, vean como el señor Monedero lleva cobrados de Venezuela más de un millón y medio de euros que desaparecen en una sociedad de su propiedad, escuche a Pablo Iglesias cuando dice airado “ ¿es que nosotros no podemos ganar dinero como los demás?” ¿A qué se refiere cuando se refiere a los demás, serán los ricos a los que critica o los empresarios que dan trabajo y producen riqueza? Y es que, todos estos defensores del “proletariado”, acaban siendo los primeros enemigos del mismo, sólo que con una cualidad añadida, el haber actuado fingiendo su preocupación por las clases necesitadas pero, en realidad, son los que acaban llevándose los millones de aquel “pueblo” al que engañan y roban. Vean los ejemplos de Andalucía y los ERE’s fraudulentos, en los que se robó el dinero de las indemnizaciones a los obreros despedidos. Allí ha estado imputados desde el chofer de un consejero de Trabajo hasta los señores Chaves y Griñán, los ex presidentes de la Junta de Andalucía. O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadanos de a pie, vemos como Europa corre el peligro de pasar de una comunidad económica floreciente a una sombría imitación de lo que fueron los países comunistas de detrás del Telón de Acero.