Francia: Iglesias y mezquitas
Alberto Buela (*)
En 1975 había en Francia 8 mezquitas, en 2024 hay más de 2600.
Se estima que entre 2500 y 3000 iglesias van a desaparecer antes del 2030.
¿Cómo se puede explicar esto?
En primer lugar por el número desmesurado de musulmanes que han llegado a Francia desde 1975.
Los datos estadísticos dicen que los musulmanes que votan con 7 millones y que en total son el 31% sobre una población de 68 millones, esto es: 21 millones de musulmanes en Francia.
¿Qué hizo Francia para integrarlos? Nada. Nunca se le predicó la religión católica ni ninguna otra religión cristiana.
Los dejaron librados a los subsidios del Estado francés. Dentro de una neutralidad axiológica donde nada es bueno ni nada es malo. Nada es verdadero ni nada es falso.
En cuanto a los franceses dejaron de preferirse a sí mismos y someterse a una especie de miasma cósmico bajo la idea rectora de “humanidad”. Sobre la cual afirmaba el francés Proudhon “cada vez que escucho humanidad, se que quieren engañar.
La inoperante dirigencia francesa hoy está esperando qué hace Trump con los 11,5 millones de inmigrantes ilegales en los Estados Unidos. Trump los va a deportar y les va a cobrar a los países de donde provienen. Eso lo puede hacer porque la mayoría vienen de hispanoamérica que comparte con los norteamericanos no solo el territorio (América) sino también la religión cristiana con variantes.
Francia por el contrario no comparte territorio ni religión y los países árabes emisores son económicamente inimputables, es decir, nunca van a pagar por sus compatriotas deportados.
El problema fundamental es que Francia renegó de Cristo y Estados Unidos no. Santa Juana de Arco no tiene ningún valor, la Estatua de la Libertad, sí.
Francia no tiene ninguna posibilidad de resolver el grave problema musulmán que tiene en su territorio y, por ende, en su sociedad. En un siglo se disolverá todo su patrimonio cultural y quedará reducida a un mero dato histórico de caracter pintoresco. Como lo va a ser Notre Dame luego de su quema, no un lugar de culto sino un museo.
Esto último ya se vislumbró en los campeonatos mundiales de fútbol de Rusia y Catar donde el 95% de sus jugadores fueron negros y musulmanes. Y como frutilla del postre vimos la inauguración de los Juegos Olímpicos 2024:una blasfemia anti cristiana y pro musulmana, que escandalizó al mismísimo ayatola de Irán.
Acá no se trata de volver al medioevo o a los Estados cristianos, se trata, más bien, de la disolución de un Estado como el francés, que está dejando de existir como tal. Sin identidad, sin tradición, sin un ethos popular que le Hoy, 2024, decir francés es no decir nada. Lo lamento por mis buenos amigos de allá.
De las dos mejores cabezas, Alain de Benoist y Michel Onfray, uno es pagano y el otro “ateísta”. Me pregunto que sentido tienen estas dos posturas para el pueblo francés. Ninguno. Es un fatus vocis intelectual.
A contrario sensu, se negó, se clausuró, se ocultó, se denigró, se silenció, el pensamiento del mayor metafísico francés de la segunda mitad del siglo XX: Pierre Boutang (1916-1998). Casi nadie leyó su monumental obra L´Ontologie du secret. Así le va. Salute