Alberto Buela (*) Ante el fracaso rotundo del modelo neoliberal que desde hace ya una década se aplica en nuestro país, proponemos lineamientos para un modelo alternativo, y para ello debemos fijar previamente qué entendemos por Estado-Nación, o mejor Nación-Estado, su naturaleza, principios y fines específicos, dado que es el marco de pertenencia a partir del cual adquieren sentido nuestras propuestas en los diferentes campos de acción pública.
Hoy asistimos a la crisis terminal de la Nación-Estado, aquél a quien Max Weber reservaba el monopolio de la fuerza, pues ha sido superado por instancias mucho más poderosas. Conviene pues comenzar repensando la génesis, en nuestro caso americana, de dicho Estado para luego hablar de su naturaleza.
El Estado surge en Europa a partir de la nación mientras que, por el contrario, en Nuestra América el Estado crea la nación. Así en Europa los movimientos lingüísticos y filosóficos de cepa romántica del siglo XVII aspiraban a formar estados nacionales. España es la primera Nación-Estado a partir de la unión de las naciones o reinos de Castilla y Aragón. Por el contrario, en América el movimiento se realizó a la inversa.
Alberto Buela. La hermenéutica la inaugura, cuando no, Aristóteles con su tratado Peri Hermeneias sobre la interpretación, ciencia que como tal se desarrolló hasta Schleiermacher (1768-1834) quien en su trabajo Discursos sobre hermenéutica, cuyo objeto de aplicación fue el discurso o la obra de un autor, y cuya finalidad fue la comprensión. Y así pasó de la mera interpretación de los hechos a la comprensión de la obra “para entender el discurso tan bien como el autor y después mejor que él”. Cada intérprete tiene que introducirse en la dimensión social e individual del autor para comprenderlo.
Alberto Buela. Lo primero que plantea tan arduo tema es responder a la pregunta ¿desde dónde vamos a hablar del orden criollo?. Y respondemos, desde la tradición nacional argentina e hispanoamericana.
a) Y esta tradición tiene un origen fáctico, de hecho, en los setenta y dos yeguarizos que trae Pedro de Mendoza a Buenos Aires en 1536, donde los pocos que quedaron, algunos murieron y otros se los comieron durante esa terrible hambruna porteña de cinco años que duró la aventura mendozina. Ordenada la despoblación de la primer Buenos Aires por Irala y desobedeciendo sus órdenes de degüello fueron largados a campo y se reprodujeron libremente durante cuarenta años, llegando a la cifra estimada de setecientos mil. De modo tal que la base fáctica, el hecho bruto y concreto del orden criollo es la cultura del caballo y todo aquello que la rodea.
Alberto Buela (*) En el último de los diálogos platónicos, Epínomis o Apéndice a las leyes, Platón ya viejo y abufachado de dar consejos durante medio siglo sobre política sin que nadie agarre trote, redacta este brevísimo diálogo para afirmar en forma breve, clara y precisa cuales son las diferencias entre los bárbaros y los griegos: Los griegos tenemos leyes y las bábaros déspotas. Nosotros tenemos polis y ellos tienen tribus. Y es cierto, los griegos nacieron como tribus y se transformaron en polis. El caso moderno inverso es el de Argentina que nació como polis y hoy terminó en tribus.
Alberto Buela. Hay que intentar llamar a las cosas por su nombre para poder entender de qué se habla. Y así cuando pretendemos hablar sobre el Estado tenemos que desbrozar una serie de conceptos colindantes como comunidad, sociedad, gobierno, nación, pueblo para poder entender de lo que estamos hablando. Hagámoslo una vez más.
Alberto Buela. En 1975 había en Francia 8 mezquitas, en 2024 hay más de 2600.
Se estima que entre 2500 y 3000 iglesias van a desaparecer antes del 2030.
¿Cómo se puede explicar esto?
En primer lugar por el número desmesurado de musulmanes que han llegado a Francia desde 1975.
Los datos estadísticos dicen que los musulmanes que votan con 7 millones y que en total son el 31% sobre una población de 68 millones, esto es: 21 millones de musulmanes en Francia.
¿Qué hizo Francia para integrarlos? Nada. Nunca se le predicó la religión católica ni ninguna otra religión cristiana.
Alberto Buela. En la tranquilidad de en este tiempo que me toca vivir encontré en la biblioteca un viejo libro del autor bielorruso Moisés Ostrogorsky (1854-1921) sobre La democracia y los partidos políticos de 1902.
Lo primero que llama al atención es la actualidad de sus planteos y la similitud de su discurso y el de nuestro presente,122 años después. De lo poco que se sabe de su vida sabemos que estudió derecho en San Petesburgo; trabajó en el ministerio de justicia del Zar; viajó luego a perfeccionarse en París, Inglaterra y Estados Unidos, donde salió publicado el libro por primer vez; fue elegido para integrar la primera Duma luego de la Revolución de 1905 y abandona la vida pública cuando ésta es disuelta. Sobre las convulsiones políticas de la Rusia posterior nada se sabe sobre él. Murió en San Petesburgo, que ya se llamaba Leningrado.
Alberto Buela. Cada vez que se nos ha dado la ocasión de hablar sobre la metapolítica sostuvimos que se trata de una interdisciplina donde convergen otras como la literatura, la economía, la filosofía, la teología, la historia, la política que intenta explicar las grandes categorías que condicionan la acción política de los actuales gobernantes. Más allá que existan al menos tres corrientes interpretativas: la de aquellos que pretenden hacer metapolítica sin política, la de aquellos que la limitan a la recuperación de la política pública y la de aquellos otros que la interpretan como una metafísica de la política, todos coinciden en el método: ir a las cosas mismas y describirlas lo más ajustadamente posible. El método es pues el fenomenológico, en sus dos aspectos: eidético o de descripción esencial y hermenéutico o interpretativo.
Alberto Buela (*) Ganó Lula y ya salió todo el mundo a hablar maravillas de lo que será su próximo gobierno. Es natural que así sea, pues ante cada nuevo gobierno se abrigan esperanzas de cambio y mejoras, por aquello que “escoba nueva siempre barre bien”. Pero no es lógico si nos atenemos a algunos datos mayúsculos. Granó por menos del 1% de los votos, lo que indica que Brasil está políticamente partido en dos, lo que se le hará muy difícil gobernar a su gusto porque además tiene el Congreso en contra. Es cierto que Lula tiene mayor sensibilidad social que Bolsonaro. Aquél es progresista y éste conservador. Y esta es una falsa disyuntiva política hoy en día, tanto dentro de las naciones-Estado como en el orden internacional.
Alberto Buela desde Buenos Aires. Murió Maradona y el gobierno argentino de Alberto Fernández se apresuró a velarlo en la Casa Rosada, cuando lo habitual en casos de personajes públicos importantes es velarlos en el Congreso de la Nación, para que todos los que piensan distinto se sientan cómodos en la casa común de la democracia. Es que la Casa de Gobierno cambia de color según el presidente que la habita, mientras que el edificio del Congreso es siempre multicolor. El premio Nobel de medicina Federico Leloir fue velado en su casa y Mercedes Sosa en el Congreso. En cambio Kirchner fue velado en la Casa Rosada porque su esposa Cristina era la presidente en ese momento.