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Diario YA


 

su vida se orientó por las devociones a Jesús Sacramentado

Frente a la mentalidad racionalista de la época

Javier Paredes. La protagonista del día es Juana María Condesa Lluch, que nació en Valencia el día 30 de marzo de 1862, en el seno de una familia cristiana y de buena posición económica. Frente a la mentalidad racionalista de la época, su vida se orientó por las devociones a Jesús Sacramentado, a la Inmaculada Concepción, a San José y a Santa Teresa de Jesús.  Era hija de un médico valenciano, profundamente cristiano. Durante la epidemia del cólera del año 1865, pudiendo huir de la ciudad, prefirió quedarse para atender a los enfermos, se contagió y falleció.

Juana María Condesa se quedó removida al contemplar a las obreras  que cada día iban desde sus casas, en los alrededores de la ciudad, hacia las fábricas de seda, tabaco y abanicos… Eran chicas jóvenes de clase social baja y poca cultura que trabajaban para ganarse el pan, exponiéndose a graves peligros al andar solas por los caminos. Juana sintió que Dios le pedía abrir una casa para estas jóvenes y ayudarlas a vivir con dignidad, fomentando su educación y su formación religiosa, dándoles techo, comida y un poco de amor. Sintió que debía fundar una Congregación Religiosa para atenderlas. Y así, con tan solo 20 años empezó a dar forma a su proyecto,  haciendo realidad una de sus frases más conocidas: Yo y todo lo mío para las obreras. En la actualidad la Congregación de las Esclavas de María Inmaculada está presentes en España y en varios países americanos, donde han puesto en marcha colegios y residencias.

 Juana María Condesa Lluch falleció el 16 de enero de 1916, tras haber hecho realidad lo que tantas veces recomendó a sus monjas: «Ser santas en el cielo, sin levantar polvo en la tierra». El Papa Juan Pablo II la beatificó el día 5 de julio de 2002. Y en efecto, aunque no es muy conocida esta gran valenciana, a pesar del mucho bien que hizo durante su vida, su ejemplo se convierte en un desmentido más de la injusta acusación, de que los católicos hicieron caso omiso de la doctrina social de la Iglesia, durante el siglo de la industrialización.

 No, no es cierto que fueran los marxistas los únicos defensores de los obreros durante el siglo XIX. Las enseñanzas del los Papas y muy especialmente las de León XIII a favor de los obreros y de los más débiles son innegables. Ahora bien, tan cierto como todo lo anterior es que la mayoría de los católicos del siglo XIX, en especial los pudientes y los instalados en el sistema hicieron poco caso a la doctrina social de la Iglesia, y que vidas como la de Juana María Condesa fueron la excepción. Sucedió entonces algo muy parecido a lo que pasa ahora en España con la puesta en práctica de la enseñanza de la Iglesia sobre el respeto a la vida. Y es que siendo nítidos y clarísimos los planteamientos del magisterio de la Iglesia, los católicos de la derecha pagana del PP, no sólo hacen de mangas capirotes, sino que silencian y persiguen a los católicos coherentes, para no quedar ellos en evidencia. 
 

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