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En las últimas 48 horas han dimitido dos miembros del gabinete del primer ministro británico

Gordon Brown se aferra al puesto mientras Cameron pide elecciones anticipadas

Redacción Madrid. 5 de junio. El primer ministro británico, Gordon Brown, afirmó este viernes que no renunciará a pesar de las presiones que ha recibido en las últimas horas para que convoque elecciones anticipadas a raíz de los efectos que ha generado el escándalo de gastos en el Parlamento. Brown también reconoció que, a consecuencia de esta situación y de las renuncias en el seno de su gabinete, el Partido Laborista fue derrotado en las elecciones locales celebradas el jueves.
 
El dirigente inglés señaló que esta crisis política es una prueba para la integridad de cualquiera y que el gobierno tiene pendientes tres tareas clave: limpiar la política, hacer frente a la recesión económica y reformar los servicios públicos. Para llevarlas a cabo, Brown prometió acciones "rápidas y decisivas".
 
Horas antes, Brown decidió adelantar la renovación de su gabinete debido la crisis interna en el gobierno. El actual jefe de la cartera de Salud, Alan Johnson, pasará a ocupar el cargo de ministro del Interior, que dejó vacante Jacqui Smith en los últimos días, y los titulares de Defensa y de Transporte, John Hutton y Geoff Hoon respectivamente, dejarán el gobierno. En cambio, el ministro de Finanzas, Alistair Darling, permanecerá en su puesto, al igual que Jack Straw, quien está al frente de Justicia.
 
La presión política puso al gobierno de Brown contra las cuerdas después de que el jueves renunciase un tercer ministro, el de Trabajo, James Purnell, quien a su salida pidió a Brown que abandonase el cargo para dar una oportunidad al partido en las próximas elecciones generales, que se esperan para el año próximo. La dimisión de Purnell, y otras dos renuncias previas, se precipitaron después de que el escándalo por irregularidades en los gastos de los parlamentarios salpicara a varios miembros del gobierno.
 
Sólo en las últimas 48 horas, dos miembros del gobierno laborista anunciaron que dejaban sus puestos: la ministra del Interior, Jacqui Smith, y la titular de la cartera para las Comunidades, Hazel Blears.
 
Como si Brown no tuviera suficiente con estas deserciones, el líder del opositor Partido Conservador, David Cameron, afirmó que el gobierno se caía a pedazos y que debían convocarse elecciones anticipadas "por el bien del país".
 
A Cameron se sumó el líder del partido Liberal Demócrata, Nick Clegg, quien dijo que el Laborismo está tan acabado como gobierno.
 

Según el analista político Nick Childs, el gobierno debería reestructurar el gabinete para así recobrar la autoridad. En este sentido, una encuesta de la BBC muestra que la credibilidad del público en la capacidad de decisión y la firmeza del primer ministro se encuentra en los niveles más bajos de toda su gestión ya que, la mayoría de los consultados creen que Brown ha perdido la conexión con la gente y desconfía de su capacidad para dirigir la economía. 

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