Kazajistán, un país que crece como potencia
José Luis Orella. Kazajistán es un país desconocido para muchos españoles, porque es independiente desde 1991. No obstante, su historia tiene raíces profundas en la ruta de la seda, cuando sus ciudades surgieron del tráfico comercial entre China y el lejano occidente europeo.
En la actualidad el extenso país, con sólo 18 millones de habitantes, bajo la presidencia de Nursultán Nazarbáev, va adquiriendo experiencia en importantes organismos internacionales como la presidencia en el 2010 de la OSCE y el reciente reconocimiento, el 30 de noviembre, de miembro de pleno derecho en la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Para un país con grandes reservas de combustibles fósiles y gran productor de otros minerales estratégicos en la era de las nuevas tecnologías, es una gran oportunidad para acrecentar su importancia en la región. Asia central, según palabras del antiguo consejero de seguridad nacional de USA, Zbigniew Brzezinski, es el nuevo Golfo Pérsico de los recursos energéticos.
En la actual situación de confrontación internacional vivida en Ucrania y Siria, que ha causado una fuerte tensión entre Rusia y USA junto a la Unión Europea, el posible papel de arbitraje de Kazajistán en organismos internacionales se hace importante. El país kazajo es un Estado estable donde conviven de forma pacífica numerosas comunidades étnicas y religiosas. Tres cuartas partes de la sociedad son de tradición musulmana y el resto cristianos, ortodoxos en su mayor parte, pero con una fuerte presencia católica, y una comunidad judía relevante. Pero muchos de ellos descienden de los perseguidos de los gulags, y han crecido en la tradición oral del respeto al otro, y el amor a la libertad.
A nivel de política internacional, Kazajistán tiene una estrecha amistad con Rusia, pero por cultura también con Turquía, además de ampliar sus relaciones económicas con el mundo occidental y China. De forma sabía y prudente, el joven país ha ido forjando una buena vecindad en una región importante, donde su posición le convierte en líder natural de la región. En un futuro inmediato donde la economía global bascula hacia el Pacífico y el continente asiático, Kazajistán es un actor a tener en cuenta como elemento de arbitraje y estabilidad.