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Diario YA


 

Los grandes retos actuales no caben entre los 350 temas de oposición de la Abogacía del Estado

La política, idiota, la política

Luis Losada Pescador Le hemos cogido tanto apego a los procedimientos que los hemos convertido en ley universal, bálsamo de Fierabrás y casi, casi, palabra de Dios. Es verdad que las leyes son expresión de la voluntad popular y que el imperio de la ley es lo que diferencia la civilización de la barbarie.

Pero también es verdad que los delincuentes de todos los partidos buscan los huecos para colarse. Y también es cierto que la autoridad que no se ejerce, se desprestigia. Los grandes retos actuales no caben en los 350 temas de oposición de la Abogacía del Estado.

Viene esto a cuento de los últimos acontecimientos. Resulta que en la Comunidad de Madrid se aprueba una ley según la cual la identidad de género es el sexo autopercibido sin que deba ser acreditado. La única referencia es mi misma voluntad. “Porque yo lo valgo” se convierte en Ley. Y afecta a toda la vida social. ¿No es esto exactamente la ley de la selva?, ¿de verdad que era esto lo que los ciudadanos de Madrid querían? Que no se extrañen del desafecto de la ciudadanía.

Así que si un empresario decide despedir a un trabajador sin conocer su “identidad sexual”, este le puede demandar por homófobo y la carga de la prueba de invierte contra el empresario. ¿Nos hemos vuelto locos?, ¿queremos consolidar el problema del paro?, ¿dónde están los juristas que defiendan el sentido común, el equilibrio y la presunción de inocencia?

No están. ¿Por qué? Porque la nueva inquisición rosa les amenaza con las penas del infierno. La política… ¿Quién ha permitido que una minoría radical e ideologizada se hiciera con el poder? Todos. Unos por acción. La mayoría por omisión. ¿Resultado? Patada al derecho sin que la política mueva un dedo.

Más. En Cataluña se aprueba una moción presentada por las CUP para que la Generalitat prohíba los desfiles y otros actos militares en Cataluña. Ganó Colau y su rechazo a la presencia pública de los uniformados. Pierde España y su derecho/deber a tener presencia –también militar- en todo el territorio. Y pierden los catalanes que se convertirán en españoles de segunda categoría.

¿Cuál ha sido la respuesta? Ninguna. Probablemente porque el gobierno sigue pensando que es mejor no agitar el avispero. La misma estrategia que ha ido desprestigiando a autoridad en los últimos 30 años. ¿Existen mecanismos legales para frenar semejante deslealtad institucional? Por supuesto. Lo que falta es voluntad política. Más. Resulta que los rumanos hacinados en campamentos o de okupas en entidades bancarias no son expulsables por ser ciudadanos comunitarios. Salvo que seas Francia o Italia. Porque Schengen es una cosa y el abuso de Schengen es otra. ¿Cuándo lo entenderán las autoridades españolas?

Por último: Gran Bretaña y Francia aprueban y aplican la dureza en la lucha contra el terrorismo. En España nos acostumbrados al ‘compadreo’ con ETA y mantenemos el mismo perfil bajo: más estado social y nada de normas especiales. Más desprestigio de la autoridad.

¿Cuándo entenderemos que la política exige decisión y voluntad?, ¿cuándo entenderemos que sin autoridad no hay verdadera democracia?

El anzuelo del pescador

• López Guerra no tiene sustituto. El juez español en Estrasburgo, Luis López Guerra, sigue sin sustituto. El gobierno no quiere nombrarlo en funciones, pero pudo nombrarle el pasado verano y no lo hizo. Mientras, López Guerra sigue impulsando sentencias denunciando la no investigación de las torturas policiales. Sentencias que en España están sacando de la cárcel a etarras por cuentagotas. ¿Era el acuerdo?

• Período de reflexión. Rajoy no intentará la investidura sin contar con apoyos suficientes. Si no cuenta con dichos apoyos, abrirá un “período de reflexión”. La única manera de facilitar el gobierno en minoría es la abstención del PSOE. Felipe González, Alfonso Guerra, Jordi Sevilla y Guillermo Fernández Vara apuesta por ello. Pedro Sánchez repetirá intentona.

• Sociedades. La recaudación de Sociedades cae por la caída de los beneficios. ¿La solución Rajoy? Incrementar el pago a cuenta. Exactamente lo contrario de Gran Bretaña, que ya planea una nueva rebaja para atraer a Sociedades al país con la menor fiscalidad corporativa del mundo.

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