La señora Colau y sus placas conmemorativas
Miguel Massanet Bosch. Cuando a una persona, que ha dedicado su juventud a intentar ir a contra corriente, que se ha creído por encima de las leyes y que ha entendido que su función en la vida se centraba en actuar en contra de las normas, de las autoridades, de los encargados de aplicar las resoluciones judiciales y de estorbar el cumplimiento de la laborar policial, atribuyéndose el estar en posesión de la verdad, sólo porqué se ha convencido a sí misma de que su criterio es superior a los de los millones de personas que han votado por una opción política distinta a la suya; se le da poder, se la sitúa en una posición desde la cual puede dar rienda suelta a sus sueños de grandeza, imponer sus ligerezas, insensateces, juicios o arbitrariedades, sin que nadie ponga freno a su falta de madurez política y fanatismo antidemocrático, no se puede esperar otra cosa de ella que: sea incapaz de actuar con sensatez; que persista en sus tics antisistema, que no respete la opinión mayoritaria y mantenga sus veleidades como agitadora profesional.
El caso de la señora Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, por el mero hecho de pertenecer al partido comunista bolivariano de Podemos y alcanzar, en un momento de locura colectiva, la poltrona en el Ayuntamiento de la capital catalana, si exceptuamos lo ocurrido en la capital del reino, con la elección de la señora Carmena, se puede afirmar que ha sido uno de los peores zarpazos que se le han podido dar a la democracia, dentro del Estado español. Ha sido fiel a aquella frase pronunciada al principio de su mandato “las leyes que no considere aceptables no las voy a cumplir”. Lo ha hecho y lo sigue haciendo, aunque no ha podido evitar saborear las mieles de un buen sueldo, el acatamiento de sus subordinados y las teclas del poder que maneja a su antojo, aunque, en la mayoría de veces, lo haga en un sentido contrario a la normativa vigente y al sentido común.
Apoyó, y lo sigue haciendo, a los “top mantas”; es una mecenas de todos los okupas a los que ampara y les proporciona cobijo; se lanzó como elefante en cacharrería en contra de los hoteles y los establecimiento turísticos, aplicando una moratoria draconiana y se viene encarnizando, en una campaña a cara de perro, en contra de aquellas personas que intentan ganarse una ayuda alquilando su piso a los turistas que, por cierto, en la mayoría de los casos, son ciudadanos de la UE que, a todos los efectos, pueden considerarse como si se tratara de españoles. No obstante, parece que tiene una vena vengativa, un rencor acumulado y una especial ojeriza hacia todo lo que suponga orden, disciplina, policía, mossos, ejército, guardia civil, la legión etc. que la hace mostrarse especialmente combativa con todo lo relacionado con estas instituciones, lo que ya le ha proporcionado algunos roces con los funcionarios que, por los raros azares del Destino, se han visto sometidos a su autoridad municipal. Aprovechando una reforma que se está planeando para la Vía Layetana, en la que existe una antigua Comisaría de Policía, la señora alcaldesa ha planeado instalar ante la misma unos paneles “informativos” que denuncien ante todo aquel que pase por allí que “en aquella comisaría, aquel inmueble, durante muchos años, se torturó a mucha gente”.
No sabemos de qué pruebas dispone, de las fuentes de las que ha bebido para afirmar semejante cosa ni, tampoco, de la veracidad que se le puede conceder a testimonios que, posiblemente, se han obtenido de ladrones, criminales, inadaptados, antisistema y otros delincuentes que han pasado por aquella comisaría. Pero, aun admitiendo que los modales policíacos no siempre son tan exquisitos como les gustaría a los delincuentes a los que detienen, yo le pediría a la señora alcaldesa algo que tiene en sus manos hacer: denunciar todos los lugares de Barcelona donde, durante la II República, la llamada República del Frente Popular, los comunistas, el Frente Antifascista, la FAI, la UGT, la ERC e y el propio SIM (ejército popular republicano); practicaron actos de tortura, sadismo, asesinatos y chantajes a miles de personas por el mero hecho de ser de derechas, empresarios, católicos, religiosos, ricos o, simplemente, porque les caían mal a quienes, en aquellos tiempos, tenían fácil acudir a denunciar, como poco adictos al régimen, a aquellos a los que querían perjudicar, ante cualquier comisaría de policía.
Y como cuando se habla de un tema conviene aportar datos para que, quienes estén interesados puedan averiguar si es cierto lo que denunciamos, vamos a dar cuenta de algunas de las famosas “checas” (centros donde se practicaban las más horribles torturas en manos de vesánicos individuos, muchos de ellos venidos de Rusia y Polonia, especializados en prolongar las torturas antes de que sus víctimas dejaran de respirar).
Estas checas también estuvieron en Madrid y Valencia, pero nos vamos a limitar, para que la señora alcaldesa les ponga delante los correspondientes paneles, que no dudamos que ordenará instalar, ante cada uno de los lugares que detallamos: denunciando las torturas que los de su partido y del resto de aquella izquierda popular del año 1936, perpetraron contra víctimas inocentes e inermes:
Checa de Angli: Calle Angli 46, esquina Paseo de la Bonanova. Pertenecía a la CNT y la FAI, más tarde pasó a ser del SIM. Checa de Avenida del Tibidabo 32: Tribunal revolucionario y cuartel general de Aurelio Fernández de la FAI y la CNT.
Checa del Banco de España: situada en la Plaza de Cataluña. Pertenecía a la Agrupación y Sindicato del Transporte y los milicianos del Puerto de Barcelona.
Checa del barco Uruguay: Amarrado al puerto de Barcelona. Pertenecía al SIM Checa de la Bonanova: Situada en la AVDA. de la Bonanova nº 45, esquina calle Vilana. Pertenecía a la UGT y las patrullas de control de la sección 6ª
Checa Bonavista: Situada en la calle Bonavista y pertenecía a la CNT y la FAI, más tarde pasó a ser del SIM
Checa de Busutil: Situada en la Plza. De Berenguer el Grande 1, en la Vía Layetana (mire puede aprovechar el panel de la Comisaría para indicar la vista a este otro lugar), pasó a ser del SIM
Checa calle Zaragoza: Entre las calles Vallirana, Francolí, Sanjuanistas y Zaragoza. Estuvo controlada por el SIM. Checa Hotel Colón: situada en la Plaza. de Cataluña, era la sucursal de la checa de la Puerta del Ángel.
Checa Puerta del Ángel: en Puerta del Ángel nº 24, primero fue centro de detención de los miembros del Centro Federal, más tarde de agentes soviéticos y, finalmente, de carabineros. Y así señores hasta 46 de estas horribles casas de tortura entre las que destacamos la del Seminario, del a Rambla de Cataluña, Villmayor, Moulin Rouge etc.
Como nos tememos que la señora alcaldesa y su equipo no van a disponer de tantos paneles, nos conformaríamos con que, en la Plaza de Cataluña, en alguno de los autobuses de que dispone el señor Pablo Iglesias o delante de la Catedral y de la Sagrada Familia, colocara algunos de ellos en los que se hiciera constar que, en todas aquellas casas del pueblo, se había torturado, asesinado, vilipendiado y destrozado a miles de familias a las que privaron de maridos, padres, hijos y madres, víctimas del odio y rencor de aquellos criminales que no conocían otra cosa que el odio, el deseo de hacer daño y el vicio de matar, sin importarles para nada el dolor que causaban.
Si la señora Colau quiere dejar constancia de lo que sucedió en una comisaría de Barcelona durante el franquismo, es su deber reconocer que, en el bando contrario, en el suyo, en el de sus antecesores, se cometían verdaderas barbaridades sin respetar a las personas, su derecho a la vida y su integridad física, sólo por la maldad de algunos que decidieron dar suelta a sus instintos malvados, para cometer uno de los crímenes más horrorosos que tuvieron lugar, en la zona republicana, zona roja para muchos, durante la Guerra civil que comenzó el 18 de julio de 1.936.
Es conveniente, de tanto en tanto, refrescar la memoria con datos concretos, respecto a aquellos milicianos a los que ahora, estos insensatos de la farándula y los neo comunistas, que tanto parece que abundan en nuestro país, a través de películas y de esta infame Ley de la Memoria Histórica, sin hablar más que de oídas, intentan pintar como héroes a las nuevas generaciones. O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, queremos denunciar el distinto trato que desde las autoridades catalanas y, en especial, de la señora Colau, alcaldesa de Barcelona, se les dispensa a unos y a otros, pretendiendo ocultar los horrores que sufrió Barcelona en manos republicanas y los que ellos denuncian de la policía franquista. O todos decimos la verdad o dejemos que los muertos descansen en paz en sus tumbas.