Los alaridos atiplados de Miky Iceta
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Miguel Massanet Bosch. Todos sabemos cómo está el panorama político en la comunidad catalana. Si, en España, existe el problema de conciliar las posturas, abiertamente discordes, entre los distintos partidos políticos; si el nuevo gobierno del señor Rajoy se enfrenta a una legislatura en la que van a tener que hacer encaje de bolillos para conseguir los acuerdos necesarios para que les permitan gobernar o, al menos, intentar hacerlo; si los señores de Podemos van a intentar, por todos los medios legales, ilegales y obstruccionistas que, sus mentes fanatizadas, pongan a su alcance para dar al traste con cualquier posibilidad de llevar adelante esta complicada legislatura.
En lo que se refiere a la comunidad catalana, las dificultades que se les presentan a la amalgama de partidos que integran el panorama político de esta autonomía, para compaginar las distintas tendencias que, dentro de cada una de las formaciones que integran su arco parlamentario y de las que se han apoderado de una parte importante de los municipios catalanes, entre ellos y sin duda, el más importante, el de Barcelona, que ha caído en manos de la reina de los antisistema y maestra de agitadoras, esta señora para la que ( ella misma lo ha dicho) las leyes le importan un pito y, para demostrarlo, ya ha anticipado que, aquellas que no le gusten o convengan, va a dejar de cumplirlas y ¡tan contenta!; parecen, a primera vista, insalvables.
Existía en esta comunidad un partido, federado con el PSOE del resto de España, que durante años ostentó la supremacía sobre el resto de los partidos catalanes. En él militaron personalidades como el señor Pascual Maragall, un gran alcalde para la ciudad de Barcelona ; el señor Juan Clos, que fue ministro del gobierno de España o el señor Jordi Hereu que cumplieron dignamente con su cometido; a ellos les relevó el convergente, señor Xavier Trías, seguramente un personaje bien intencionado, pero demasiado blando y poco enérgico para solucionar los problemas de orden público a los que tuvo que enfrentarse, cometiendo gravísimos errores cuando claudicó ante las exigencias de grupos de okupas que impusieron su ley y, desgraciadamente, fueron el comienzo de este desmadre que se apoderó de Barcelona y que, ahora, en manos de la comunista y separatista Ada Colau, no ha hecho más que empeorar de día en día, sin que, en estos momentos, se alcance a vislumbrar una solución razonable para la serie de desaguisados que han ayudado a crear, con sus discutidas decisiones.
El PSC, no obstante, aunque siempre ha tenido roces con los socialistas de Madrid y el resto de España, se había mantenido unido, tanto en el Parlamento español como en el Parlamento catalán, con el PSOE, ajustándose en sus intervenciones en las dos cámaras a las consignas que recibía de la dirección de aquel en Madrid. El cambio que supuso para Cataluña el paso dado por Artur Mas, cuando decidió enfrentarse a España anunciando su intención de ir hacia la independencia de Cataluña del resto de España, puso a los socialistas catalanes ante un dilema que, a la vista está, fue el principio del desmoronamiento de dicha formación dentro de Cataluña. Los miembros del partido se vieron obligados a escoger entre seguir su opción de la españolidad que les trasmitían desde la dirección del partido o, si les arrastraba más su catalanismo, que les impulsaba a abandonar el partido para integrarse en alguno de los partidos de clara tendencia separatista, como eran CDC y ERC. Como era de esperar, en las sucesivas ocasiones en que celebraron elecciones autonómicas y municipales en el territorio catalán, el PSC ha ido perdiendo afiliados y, en consecuencia, su presencia en las instituciones catalanas fue bajando, hasta llegar a los comicios del 27S, en los que de 20 escaños pasaron a solamente 16, la cuota histórica más baja para la formación socialista. Cataluña, no obstante, ha venido sufriendo una serie de fundamentales cambios, a los que no son ajenos los bandazos que las distintas elecciones legislativas celebradas últimamente, han venido produciendo en el panorama político español, que ha pasado de dos partidos que se repartían el poder, en una alternancia acogida con naturalidad por los electores, al brusco cambio provocado, por una lado, por la amenaza secesionista catalana y, por otro, por la irrupción de los comunistas bolivarianos venidos y apoyados desde Venezuela que consiguieron, en un tiempo record, con la ayuda de las TV y de la prensa, convencer a 5.000.000 de españoles para que los votaran en las elecciones del 20D del 2015, en las que, contrariamente a lo que se podía esperar, los de Podemos consiguieron la espectacular cifra de 69 escaños. PP y el PSOE fueron los grandes perjudicados al perder millones de votos, los unos por el desgaste de una política de recortes y los otros por no haber conseguido evitarlos y por el clamoroso fracaso de Zapatero en su última legislatura.
Las diferencias del PSC catalán, en todo esto proceso, se fueron ahondando y un señor Iceta, un personajillo que se veía obligado a someterse a las instrucciones del partido en Madrid, fue perdiendo influencia hasta que quedó apartado del núcleo duro, integrado por los partidos que habían adoptado por el enfrentamiento con el Estado.
Se agarró como una lapa a P.Sánchez,, el Secretario general del PSOE, pensando que su política de entendimiento con Podemos y con los partidos catalanes, finalmente adoptada por un desesperado individuo que veía alejarse, a pasos agigantados, sus posibilidades de aspirar a la Moncloa, les iba a beneficiar a los socialistas catalanes que, sin duda, adquirían protagonismo si se llegaba a un entendimiento con los separatistas para que apoyaran a Sánchez, evitando que Rajoy accediera, de nuevo, al poder. Fracasó Sánchez, pese al lamentable espectáculo del señor Iceta que, en un mitin con la asistencia de Sánchez, protagonizó un bochornoso espectáculo de histerismo cuando, con voz chillona y atiplada, le pidió a gritos que no abandonara su lucha por el poder.
Pero, no terminan aquí estas muestras de fanatismo incontenible y su odio, que parece estar profundamente arraigado en lo más hondo de su ser, en especial dirigido al señor Rajoy, las derechas y todo lo que tenga algún viso de conservadurismo, algo que, probablemente, pudiera tener su origen en su resentimiento por sentirse, durante años, marginado por su especial condición sexual, en otros tiempos tan anatematizada por la sociedad, especialmente por las clases altas que solían votar siempre al PP. Iceta se ha convertido, por el efecto de la defenestración de Sánchez por la Comisión Gestora del PSOE, en un verso suelto dentro de los socialistas, un señor que molesta por su posicionamiento a favor del nacionalismo catalán; por haber llegado a acuerdos con Barcelona en Comú de Ada Colau hasta el punto de enviar a Collboni, un miembro de su partido, a formar parte del Ayuntamiento de Barcelona presidido por aquella.
Como anécdota y demostración de estado de histerismo de este personaje, que aspira a recuperar a todos los socialistas que abandonaron su partido por no formar parte de los que pedían la independencia; la tenemos en este último Congreso del PSC en el que se han reafirmado en mantener una política continuista con la que manifestaron, en la votación que se celebró en el PSOE, convocada por la comisión gestora de la que, por mayoría de votos, se apoyó la abstención en la investidura de Rajoy. Sin embargo, los representantes del PSC, se saltaron la disciplina de voto votando en contra de dicha abstención, lo que motivó que fueran todos expedientados sin que, en esta fecha, todavía se tenga noticia de la clase de sanción que se les va a imponer, aunque es evidente que van a perder los cargos de responsabilidad que algunos de ellos disfrutaban dentro de la organización del partido.
Aparte de los problemas que la actitud de enfrentamiento de Iceta hacia la gestora de su partido federado, es evidente que está contribuyendo de forma determinante, con su brusco viraje hacia las extremas izquierdas catalanas, a que se forme un bloque de partidos ( muy probablemente los de la CUP se avengan a participar en esta especie de entente) que pudieran llegaran a representar una seria amenaza para los desprestigiados miembros de la antigua CDC, hoy PDEC, y, estará por ver la postura que adoptaría ERC si, como parece que se está gestando, llegara a producirse semejante coalición. Hete aquí que la figura, más bien achaparrada de este hombre, parece que se va agigantando, si no por su especial capacidad e inteligencia, es posible que se deba a su arte en la trapisonda, su facilidad para la intriga y su profesionalidad en navegar a contra corriente, como parece que está intentando en este caso.
O así es como, señores, desde el punto de vista de un ciudadano de a pie, observamos con verdadera curiosidad como se está moviendo este directivo del PSC, no tanto por lo que nos llame la atención de su persona, que es poco, sino por lo que sea capaz de organizar en Cataluña que, evidentemente, pudiera llegar a crear una situación en la que, si llegara a renunciar al españolismo adoptado por todo el PSOE, para entrar a formar parte de aquellos que propugnan el famoso Estado Catalán, la situación en estas tierras catalanas pudieran llegar a complicarse tanto que llegara un momento en el que, los españoles que vivimos en esta autonomía, pudiéramos vernos acorralados.
El señor Rajoy ha dicho, en numerosas ocasiones, que esta situación nunca se va a producir, pero, visto desde dentro, no nos parece tan imposible que lo que actualmente nada más sea tea, pueda, a no tardar, empezar a arder y luego quizá sea tarde para evitar que nos asemos. .