La unión Euroasiática inicia su camino
José Luis Orella. Ayer comenzaba su camino la Unión Euroasiática, con la firma de los presidentes de Rusia, Kazajistán y Bielorrusia, Vladimir Putin, Nursulan Nazarbayev y Alexander Lukashenko. Una unión económica que facilita un mercado común para 170 millones de personas, en mercancías, capital, mano de obra y servicios, y que gozará con un quinto de las reservas de gas natural del planeta y un 15 % de las petrolíferas. La aplicación material de la unión económica se iniciará en enero de 2015. La nueva federación económica, después de fracasadas otras operaciones confederativas anteriores, ha iniciado el proceso con los miembros más interesados y que más aportaban a la unión, como Rusia y Kazajistán, el tercer componente, Bielorrusia, ya estaba integrada en un tratado bilateral con Rusia. La federación ayudará al crecimiento económico en un momento delicado para la economía rusa, que necesita compensar con un aumento del mercado interno, el castigo exterior que pueda suponerle la intromisión estadounidense en Ucrania.
El país eslavo, que se encuentra en situación previa a una guerra civil con centenares de muertos, se encontraba en la disyuntiva de asociarse a la Unión Europea o integrarse a la, hoy naciente Unión Euroasiática. Por parte del presidente anterior, Viktor Yanukovich, quería estar en los dos lados y beneficiarse de la buena situación estratégica, entre los dos bloques económicos. Para Putin, Ucrania, estado independiente, pero culturalmente miembro del mundo ruso, debía formar parte de pleno derecho en la Unión, con su potencia industrial y sus 47 millones de habitantes. La lucha en el “patio trasero” ruso está siendo encarnizada entre el poder naciente de Rusia y el expansivo de EEUU, que pretendía dar el golpe final a un renacimiento ruso en la zona.
La Unión Euroasiática que acaba de nacer, no tiene traslación a otros factores, como el político, incluso se niega, para evitar una imagen expansionista de Rusia, y que pudiese afectar a la credibilidad interior del resto de los países miembros. Tampoco en seguridad, aunque casi los mismos miembros forman parte de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC). Según este patrón, Armenia, que ya ha pedido su integración en el nuevo marco económico, firmará su unión en el próximo mes de junio, mientras Kirguizistán, ha pedido ayudas a su economía, que le ayuden a adaptar su economía para entrar en la Unión en mejores condiciones. Tayikistán es un país, que muy posiblemente pueda entrar por la importante cantidad de tayicos como mano de obra en Rusia, aunque su economía se encuentra muy vinculada con China.
La Unión Euroasiática en su primera fase de adaptación económica se situará con 180 millones de habitantes, y cubriendo un hueco determinante entre la Unión Europea y Extremo Oriente, donde China y Japón se contemplan como ávidos clientes de energía. En el flanco sur, Irán e India acercan su interés económico, y en el Mediterráneo, Turquía, cada vez más alejada de una UE que la rechaza, y Egipto, en su nuevo ciclo “nasserista” con su flamante presidente Abdel Fatah Al Sisi, junto a la más que amiga Siria, conforman la lista de amigos cercanos. A nivel estratégico lejano, Mercosur es un interesante espacio que se abre con enormes posibilidades. Una dificultad con la UE será la consideración que se haga, ante la petición de entrada en la Unión Euroasiática, en un futuro a medio plazo, de pequeños países, que viven en el “limbo político” como Abjasia, Osetia del Sur, Nagorno –Karabaj y Trasnistria. En este rosario de países próximos a Rusia, es donde se ubicaría Novarrosia, la entidad que aglutinaría la Ucrania rusófona, en el caso de poder materializar la construcción de su personalidad identittaria. La progresión de la guerra civil, es fundamental para saber, si se volverá a la situación de una Ucrania unida, pero con plural reconocimiento de sus comunidades, o se opta por una disgregación de su elemento oriental y sureño, que integraría una parte muy importante de la demografía ucraniana. Actualmente las regiones soberanistas concentran unos 7 millones de habitantes.