Las claves del enfrentamiento entre Armenia y Azerbaiyán
José Luis Orella
Hace pocos días Azerbaiyán inició una operación militar dentro de la región de Nagorno-Karabaj que ha llevado a sumar un centenar de muertos en estos días. Armenia ha movilizado a todas sus reservas y llamado a sus residentes en el extranjero. La república transcaucásica tiene una población de menos de tres millones de habitantes, frente a los diez de su rival Azerbaiyán. La naranja de la discordia es la región montañosa de Nagorno-Karabaj, perteneciente a Azerbaiyán, durante el periodo en que ambas repúblicas formaron parte de la URSS. Desde la disolución de esta en 1991, los 150.000 habitantes de la región se segregaron unilateralmente para unirse a la República de Armenia, al ser los armenios más de un 80 % de la región. Azerbaiyán intentó evitarlo, iniciando una guerra que termino en 1994 con 30.000 muertos y la victoria de los armenios, que acabaron controlando la región de Nagorno-Karabaj y los enclaves circundantes necesarios para su defensa, pero que significaban la pérdida del 20 % del territorio de Azerbaiyán. La región pasó en el 2017 a denominarse como República de Artsaj.
Las raíces profundas del enfrentamiento provienen de la Primera Guerra Mundial. La Gran Guerra, como se denominará a la Primera Guerra Mundial inicialmente, dará la oportunidad al ejecutivo otomano de cambiar la geografía humana del Imperio. La exclusión de aquellas comunidades imposibles de asimilar, y sustituirlas por las musulmanas que no paraban de pedir refugio en el Imperio. El exterminio del pueblo armenio durante la Primera Guerra Mundial, es considerado el primer genocidio conocido del siglo XX. Los armenios no olvidaron aquella experiencia marcada por la sangre de su pueblo. Los armenios supervivientes se sintieron liberados por la presencia militar rusa, cuando la revolución rusa se inició, aquellas regiones fueron retomadas por fuerzas otomanas que apoyaron a las milicias azeríes de reciente formación. Los azeríes son musulmanes chiitas, pero de cultura turca, por lo que lucharon por obtener su independencia. Los armenios tomaron partido con los bolcheviques para evitar su eliminación final. El dominio soviético apaciguó los viejos rencores hasta su desmoronamiento en 1991.
Sin embargo, hay que añadir otras causas actuales. El Cáucaso meridional es muy importante estratégicamente al conformar la arteria crucial para la exportación del vital gas y petróleo de Azerbaiyán hasta Turquía, y de ahí a sus mercados de la Unión Europea. Azerbaiyán abastece alrededor del 5% de la demanda de gas y petróleo de Europa. Azerbaiyán además comparte pasado y cultura con las demás repúblicas del Asia central y proporciona una salida alternativa a sus exportaciones energéticas sin depender de los oleoductos rusos y sus precios. Turquía siempre ha declarado su apoyo incondicional a Azerbaiyán, a través de su panturanismo y panislamismo. En cuanto a Irán, como país chiita arropa a Azerbaiyán, aunque siempre fue proarmenio frente a su rival geoestratégico turco. Israel es un buen aliado de los turcos, segunda potencia militar de la OTAN, y fundamental en el entrenamiento de los aviadores israelíes. A su vez, Azerbaiyán cuenta con la instrucción militar turca y las armas de última generación israelíes que pueden pagar por sus exportaciones energéticas.
A su vez, Armenia, para su supervivencia depende de su viejo aliado ruso, por lo que forma parte de la alianza militar Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (OTSC) y de la Unión Eurasiática. No obstante, la revolución armenia de 2018 dio paso a una nueva generación de líderes con el primer ministro, Nikol Pashinyan. El cambio político alteró la confianza de Rusia con el país armenio, iniciando un incremento de sus deterioradas relaciones con Azerbaiyán. Entretanto, la Unión Europea ha decidido imponer sanciones económicas a Bielorrusia, pero no a Turquía, para favorecer con la hegemonía neoturca, el acceso regular del gas y petróleo del mar Caspio a la UE. Por el contrario Rusia se encuentra obligada a ayudar a los armenios, únicos amigos en la zona, y muro de contención para evitar la hegemonía turca en la Transcaucasia. Turquía ha llevado a más de millar y medio de yihadistas sirios a la región, un par de docenas de cadáveres árabes fueron encontrados por patrullas armenias que lo confirmaron. Entretanto, en Libia, en los mares de Chipre, Grecia y Líbano y el norte de Siria, se hace sentir la fuerza del nuevo sultanato de Erdogan. El problema es que para los armenios, el conflicto es un asunto de supervivencia, no económico.