Los confundidos conceptos de la inmigración
Javier Garcia Isac. Hablar de inmigración lleva aparejado muchos tabús, muchos miedos, muchos mitos y muchas mentiras.
En España, con el falso buenísimo que parece practicar la izquierda, la cuestión se complica todavía mas, confundiendo conceptos.
No es lo mismo la inmigración, que la inmigración legal o que los refugiados políticos. Tendemos a meter todo en el mismo saco y a globalizar la cuestión.
Toda Nación tiene la obligación de proteger sus fronteras, de preservar su cultura y de cuidar a sus ciudadanos, y todo individuo tiene el derecho de mejorar sus condiciones de vida y a aspirar a un futuro mejor.
Casar ambos, derecho y obligación, es tarea de los Estados y por qué no, también de los ciudadanos.
Es legitimo la lucha por la supervivencia y es legitimo, que un individuo emigre buscando unas condiciones optimas para su desarrollo que no encuentra en su país de origen, pero también es legitimo, que los países de acogida, supervisen y controlen esta venida de ciudadanos de otros lugares para proteger al nacional, y no crear desigualdades ni conflictos sociales. Toda inmigración debe ser coordinada y controlada, y esto, no debe asustar a nadie. Hacer demagogia con estas cuestiones solo fomenta la imbecilidad humana, por desgracia muy extendida últimamente.
Decir que se está en contra de la inmigración ilegal no puede ni debe ser tachado ni de racista, ni mucho menos, de xenofobia. Como su palabra indica, la inmigración ilegal es ilegal; es un delito que debe ser combatido con firmeza.
Solo desde la serenidad y el rigor conseguiremos la inclusión, que no la integración, del inmigrante en los países de acogida.
Mezclar conceptos aderezados con buenísimo ideológicos, es faltar a la verdad y ejercer de manipuladores sobre una población siempre muy sensible con temas sociales.
No podemos simplificar la inmigración. No podemos confundir una inmigración económica con otra donde el motivo sea la persecución política, cultural o religiosa en el país de origen.
El país de acogida debe dar cabida a una inmigración económica siempre y cuando se lo pueda permitir, donde el remedio no sea peor que la enfermedad y, donde la inclusión esté garantizada por mor de una estabilidad económica y social que no genere rechazo ni desigualdad en el país de acogida ni ponga en riesgo, su propia identidad.
Escenas dantescas donde miles de personas asaltan nuestras fronteras y agreden a nuestros cuerpos de seguridad del Estado, no son permisibles y menos cuando nuestro vecino y aliado del Sur, Marruecos, mira a otro lado y la Unión Europea a la que pertenecemos, se inhibe de manera vergonzosa y vergonzante como si esto no fuera con ellos.
En lugar de tanta regulación burocrática; en lugar de tanta chorrada absurda; en lugar de tanto control al ciudadano, urge una política migratoria conjunta de todos los países de la Unión, donde prime la estabilidad social y económica y el respeto a la identidad nacional y cultural de todas las naciones que la integran.
Hace mal el Gobierno Español si piensa que este no es un grave problema que no nos afecta a todos. Hace mal la oposición y en especial la izquierda al simplificar la cuestión y al dividirnos en buenos y malos, en racistas y xenófobos e inmigrantes o refugiados, y hacemos mal todos nosotros, no tomándonos todo esto mucho mas en serio de lo que lo hacemos.
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