Ante la dimisión Freddy el Químico
Javier García-Isac. Dimite “Freddy el Químico”. Dimite el gran conspirador de la política española de los últimos treinta años. Se nos va Rubalcaba. Nos confiesa que el primero en conocer su decisión fue el gran oráculo, el ojo que todo lo ve, aquel que lleva tutelando el socialismo español desde tiempo inmemorial: su amigo Felipe, el Camarada Isidro. Debemos reconocer en Rubalcaba su inteligencia, su habilidad para resistir en primera línea todo este tiempo, su innegable capacidad de trabajo. Lástima que todas estas virtudes no fueran utilizadas para el bien de España. No es momento de hacer leña del árbol caído. No es momento de recordar su pésima gestión como Secretario General de esa casa de grillos que es el PSOE, de esa jauría de lobos sin rumbo claro y donde parece que todo cabe, desde los meapilas con pinta de burgueses como el Cacique de La Mancha, el Señor Bono, hasta los separatistas y separadores como aquel que bebía demasiado, el catalán Maragall, pasando por los estúpidos como Pachi Nadie. No debe ser fácil organizar a tanto bicho como tiene el Partido Socialista y menos cuando se tienen los conceptos poco claros. Los conceptos discutidos y discutibles. Tampoco debió ser fácil tener como jefe directo al que posiblemente ha sido el peor presidente de España y mira que el listón estaba bajo…no tuvo que ser nada fácil estar a las órdenes de Zapatero y tampoco tuvo que ser agradable estar siempre a la sombra del Gran Felipe, sobre todo si uno es bastante mas listo e inteligente que ambos. Rubalcaba fue el portavoz de los gobiernos de la corrupción, de los gobiernos de los crímenes de Estado. Siempre estuvo allí como fiel escudero, como buen lacayo. Luego fue el vicepresidente de los malos gobiernos, del ridículo internacional, el vicepresidente de los ministros y ministras, de las soluciones habitacionales, de las ocurrencias de Magdalena Alvarez, de las tonterías de los unos y de los otros. ¡¡Que mala suerte Rubalcaba!! Cuando le toca el turno de la Gloria, de tocar pelo, tiene a Zapatero por delante, que todo se lo carga, que todo lo descredita y que su herencia, su lastre, siguen pagando hoy los socialistas españoles, claro que seguramente, tienen lo que se merecen: lo que han sembrado. Debemos reconocer en Rubalcaba la dignidad de la marcha, el acto de la renuncia: la dimisión. En España, un país poco dado a reconocer errores, un país poco dado a dimisiones, es de agradecer que alguien reconozca que lo hizo mal y se marche. Por eso, mi respeto antes su decisión, pero por favor, que no vuelva, aunque por otro lado, ya conocemos el dicho: “mas vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Javier Garcia Isac Una Hora en Libertad