Javier Garcia Isac. A lo largo de la vida de un político profesional, es habitual e incluso lógico que diga más tonterías y gilipolleces que el resto de los mortales. También es lógico y corriente que estas gilipolleces y tonterías se agrupen durante una campaña electoral. Esta última que acabamos de sufrir no ha sido una excepción. La mayoría de los candidatos han sido de medio pelo, pero entre todos ellos cabe destacar a la socialista Elena Valenciano. El Partido Socialista no podía haber elegido peor candidata y aún así saca votos. No se de que me extraño, si hasta un piojoso indocumentado también los obtiene. Esto demuestra que lo de menos es el candidato: somos capaces de votar a un maniquí de unos grandes almacenes si se presenta por las siglas a las que habitualmente votamos. El caso de Elena Valenciano exige un profundo análisis. Es vulgar, incluso soez. Sus modales son básicos y le preguntes lo que le preguntes, solo te hablara de igualdad y de que todos debemos abortar. Da igual la condición sexual, lo importante es que abortes cuanto antes y cuantas más veces mejor, y aquí la igualdad juega un papel fundamental pues aunque seas hombre, seguro que ella consigue que también abortes pues con ella legara la igualdad para todos, aunque esta no sea posible por diferencia de sexo. Me parece bien que el Partido Socialista se inventara esta profunda imbecilidad de las cuotas por sexo de la mano de Zapatero, pero me niego a creer que el Partido Socialista no tenga mujeres mas preparadas, inteligentes o listas que la Señora Valenciano, aunque por otro lado, no sé de qué me extraño: si Zapatero llego a Presidente y Tomas Gomez lidera los Socialistas madrileños. Lo que mas me apena, lo que mas me entristece, es el imaginar lo que pensaran de nosotros en el extranjero una vez que conozcan en Europa los candidatos que aquí hemos elegido. Pensaran que nos obsesiona el aborto, que odiamos a la familia tradicional, que lo lógico es perseguir a curas y monjas, y que estamos deseando nuestra auto destrucción pues queremos convertir catedrales en mezquitas y poner calles y plazas a invasores, en lugar de a nuestros héroes. Aguantamos y soportamos el bochorno de la “cuestión Gibraltareña” y homenajeamos a los que nos robaron una parte de nuestro solar patrio. En definitiva, “España es diferente” y para demostrarlo, enviamos al Parlamento Europeo lo mas granado y friki de cada casa. Que no nos pase nada: el ridículo ya está garantizado, solo falta un programa de tele realidad que nos muestre el día a día de estos sujetos y sujetas. Sera lo mas parecido a una película del gran Paco Martinez Soria. Javier Garcia Isac Una Hora en Libertad