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fue ganando popularidad y, curiosamente, llego a tener una mayor influencia

Nadie quiere a Yanis Varoufakis

Diego Fierro Rodríguez. Yanis Varoufakis, el conocido ministro griego de economía, ha sido protagonista de numerosas noticias en los últimos meses. Desde que Syriza ganó las elecciones generales de Grecia, el economista fue ganando popularidad y, curiosamente, llego a tener una mayor influencia mediática que Alexis Tsipras, que dirige el actual Gobierno heleno.

Últimamente, parece que la popularidad del economista griego, que se enfrentó, de forma temeraria según muchas voces coherentes, a la Troika, ha empezado a caer en picado, ya que, además del rechazo que Yanis Varoufakis ha podido sufrir en sus relaciones con sus homólogos de la Unión Europea, el político ha sido apartado del liderazgo del grupo heleno que esta negociando las condiciones económicas que tendrá que padecer Grecia por recibir el rescate y el otro día tuvo que ver como treinta anarquistas intentaban agredirle en un restaurante en el que estaba con su mujer.

El aparente futuro salvador de Grecia ha perdido parte de su poder mediático y, finalmente, solo ha conseguido que no le quiera nadie. Ya no le adoran los que antes le defendían porque no ha logrado hacer lo que el prometió realizar.

Ciertamente, hay ocasiones en las que los hechos pueden más que los deseos. Eso sucede, principalmente, si se habla de la economía y de las propuestas políticas. Yanis Varoufakis ha intentado desarrollar una conducta que ha resultado ser contraproducente para su gestión de la crisis económica en el territorio heleno, aunque es cierto que, posiblemente, detrás de los hechos acaecidos durante las últimas semanas en relación con este asunto, debe haber mas cuestiones con un marcado carácter político que tienen que ser difíciles de dilucidar.

Parece ser cierta la idea expuesta por Joschka Fischer, que afirma. en un artículo publicado en El País, que los miembros del Gobierno griego “no entendieron —y no quisieron entender— la diferencia entre hacer campaña y gobernar”. Por esa circunstancia y por las conductas que ha padecido Yanis Varoufakis, es posible pensar que el dirigente heleno representa las sensaciones relacionadas con la decepción que puede tener, actualmente, la gente al pensar en Syriza.
 

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