"No soy tu rival, Pedro": Fraseología electoral de los líderes políticos
Miguel Massanet Bosch. Creo que sería conveniente poner a los futuros electores ante las frases que los políticos repiten hasta la saciedad y ver si lo que nos dicen está en consonancia con lo que sus propios partidos hicieron cuando estuvieron en el poder, en el caso de que lo hubieran ostentado en alguna ocasión y, al mismo tiempo, tener la oportunidad de valorar, desde la objetividad, la experiencia, la sensatez y el sentido común, lo que nos ofrecen aquellos otros líderes de nueva hornada, que hasta ahora no han tenido ocasión de ocupar el poder en nuestra nación; cuando nos quieren convencer de que, si ellos consiguieran gobernar, todo cambiaría, naturalmente “para bien”, pero, eso sí, cambiando radicalmente nuestra democracia y el sistema de gobierno del que nos dotamos a través de la Constitución de 1.978.
Pedro Sánchez: “Yo soy un político limpio”; “Quiero cambiar el PSOE para cambiar España”; "Somos la izquierda que atrae al centro"; “Es posible una recuperación diferente, una recuperación justa desde el socialismo”; “No voy a subir ni un céntimo de euro los impuestos a la clase media ni a la trabajadora”; “Un plato es un plato, un vaso es un vaso y Rajoy es un fracaso, por eso va a perder las elecciones”; “el PSOE solo gobernará cambios seguros y coherentes con el proyecto socialdemócrata”; “Los españoles quieren diálogo y quieren política de izquierdas. Un proyecto con vocación de mayoría”; “En estos cuatro años es el PP quien ha practicado una política centrista”; “Nosotros no giramos, nos reafirmamos en el proyecto socialdemócrata que representamos y tanto necesita España”; “Usted, señor Rajoy, cuando ha podido optar, siempre lo ha hecho por ir en contra de los más débiles”; “Mi compromiso es que España sea un país de acogida de refugiados”… Como ven el señor Sánchez no para de hablar de social democracia ¿se entendería que acabase aliándose con los de Podemos, un partido evidentemente extremista, comunista y antisistema? Lo que ocurre es que, el afán de gobernar puede arrastrarlo a cometer los mayores desvaríos, en perjuicio de España y de los españoles.
Mariano Rajoy: “Si no soy primera fuerza no voy a intentar ser presidente porque voy a respetar lo que digan los ciudadanos “; “Los españoles son muy españoles y son mucho españoles”; “Pretenden que la gente renuncien a ser español y europeo. Es un disparate”; “Los países que prosperan tiene dos partidos fuertes”; “Los pactos de Estado siempre se han hecho con el PSOE”; “Yo no engañaré a nadie, ni al Rey ni a esta Cámara ni al conjunto de los españoles”; “Sabemos que se nos juzgará por lo que consigamos”; “Pero qué cambio si ya fue en el 2011”; "Sería muy duro y muy triste dar marcha atrás después de todos los sacrificios hechos"; “Un caballero se avergüenza de que sus palabras sean mejores que sus actos ( Confucio)”; “No soy rencoroso es posible restañar las heridas”; “Aquí no se viene a hacer prácticas. Al Gobierno se llega aprendido”… Rajoy es un caballero que discurre por la vida pensando que aquellos a los que se enfrenta tienen su mismo sentido de la caballerosidad. Debiera empezar a estudiar aquella máxima latina de Thomas Hobbes: Homo homine lupus est. La traducción es facilita.
Albert Rivera: “PP y PSOE tienen un pacto para salvar al soldado Sánchez”; “No seas populista ( a Iglesias) yo voy a gracia a abrazar refugiados, no como tú que vas a apoyar a Tsipras”; “Vamos a enseñar a pescar en Andalucía, no a repartir pescado”; “Llamar matrimonio a una unión homosexual genera tensiones innecesarias y evitables”; “El conformismo, señor Rajoy y la pereza no son las mejores recetas para los momentos que vivimos”; “Los españoles merecemos un nuevo proyecto común para una generación. Está en nuestras manos conseguirlo”; “El futuro no está escrito, España será lo que quieran los españoles”; “No es momento de vender humo y hacer propuestas que no se cumplen”; “No esconda al lobo con piel de cordero. No se disfrace de socialdemócrata”; “Me apetece ir a Europa a pedir paso, no a pedir permiso, y a asumir liderazgo”… Un chico aplicado, un sujeto bien intencionado, pero que se ha equivocado de amigos y ha preferido arrimarse al PSOE, cuando sabe que los que lo votan no suelen tener una buena relación con el partido del señor Sánchez. Si no rectifica y sigue por el camino emprendido, es probable que se encuentre “compuesto y sin novia”.
Pablo Iglesias:“No soy yo su rival ( a Sánchez), el adversario no soy yo sino Rajoy”; “He escuchado aquí una propuesta de gran coalición, espero que el Partido Socialista no la acepte”; “Proponemos vías legales para hacer una consulta en Cataluña, inspirada en la propuesta del PSC hace dos años” ; “Como siga cuatro años más Rajoy, se va querer ir de España hasta Valladolid”; “En una negociación de gobierno no hay líneas rojas”; “La gente tiene que saber con quienes nos vamos a poner de acuerdo, y yo aspiro a ponerme de acuerdo con el PSOE”; “Sólo hay dos opciones. Un gobierno con el Partido Popular u otro con el PSOE y Podemos. No hay tercera vía”; “Tanto sus votantes como los nuestros querrían vernos juntos”; “Podemos ganar al PP y cuando gobernamos lo hacemos mejor”… Un tío listo que, como suele ocurrir en ocasiones, se pasa de listeza y mete la pata. Hablar de que “cuando gobiernan lo hacen mejor” se debe entender como una profecía porque, la verdad, por lo que sabemos no han tenido ocasión de demostrar su forma de gobernar ya que, aparte de las pifias de Madrid y Barcelona, ellos no han tenido ocasión de gobernar una nación en ningún caso. Nos piden un acto de fe y, por sus relaciones con Maduro y vista la situación de Venezuela, la verdad, mucha confianza no inspiran.
Claro que se han pronunciado muchas más frases y, con toda seguridad habrá algunas más importantes que se nos han quedado en el tintero pero, tenemos la impresión de que cualquiera que sepa sacar y diferenciar el grano de la paja, podría sacar importantes enseñanzas y diferenciar a aquellos que están vendiendo humo de los que disponen de un proyecto que, como suele ser corriente, no suele ser el que pinta la situación más de color de rosa, el que ofrece gastar miles de millones sin saber de dónde los va a conseguir o el que promete ir a Europa en plan de conquistador, cuando es evidente que, los que lo han intentado, han salido trasquilados de su osadía. Lo malo es que, si se produce el resultado que pronostican las encuestas, es cierto que se va a reproducir la situación de las primeras elecciones del 20D, sólo que, en esta ocasión, todavía más complicada. Aunque no se pueda descartar un tercer intento, es obvio que ello nos arrastraría a una situación caótica de ingobernabilidad, verdaderamente letal para la nación española.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, a pocos días de la celebración de las elecciones y sin tiempo para más arreglos o reacciones, tenemos la premonición de que, en esta ocasión, si la cordura no se impone, si no se usa el sentido común y se antepone la razón a los impulsos sentimentales, a las fidelidades irracionales o a viejos resentimientos que se pudieran guardar de tiempos pasados, es evidente que el país puede entrar en una fase de verdadera descomposición en la que, a poco que se intente forzar la marcha, aumentar los impuestos, recortar derechos ciudadanos o imponer sistemas al estilo de los que ha utilizado Maduro para llevar a su nación a la ruina; todo lo que se ha conseguido con los sacrificios de estos pasados años y las esperanzas que había levantado la noticia de que disminuía el desempleo, se aumentaba la actividad económica y se reactivaba la demanda interior, nos exponemos a que se desmorone como lo hace un castillo de naipes al menor soplo de viento. Y eso no se reconstruye con la misma facilidad y todavía peor si el gobierno es de los comunistas.