Piqueta para Franco y alcaldía para Podemos
Francisco Torres García.- Seguro que alguien exclamará al ver el contenido de este artículo que qué hago hablando de estas cosas y que por qué ando todavía empeñado en combatir, con la que se avecina, la infausta y consensuada -el PP ni tan siquiera quiso reformarla con su poderosa mayoría absoluta- "Ley de la Memoria Histórica" y la papanatería de los "histé(o)ricos", que diría mi amigo Alfonso Arranz. Ya no sé si es puro masoquismo, espíritu de disidencia o esa bendita locura que aún nos invita, aunque sea en solitario, en plan francotirador, a enfrentarnos a los molinos de la herrumbe convertidos al amparo del poder en gigantes.
Lo curioso es que no debiera ser noticia que retirarán un monumento a Francisco Franco. La noticia es que llevan casi cuarenta años así y aún les quedan. Pero lo es. Nadie se ha resistido a ensalzar la enésima lanzada a toro pasado realizada el pasado lunes. ¡Por fin, otra victoria sobre el infame general que aún se resiste por algunas calles y plazas de España. Y hasta gana alguna votación popular para que al pueblo ese que construyó regalando tierras y casas siga llamándose "no se qué del Caudillo".
La curiosidad del hecho viene determinada por el lugar donde se ha producido. Las Juventudes Socialistas se han apresurado a afirmar que por fin ya no tendrán que ver, cuando paseen por allí o se junten para un botellón, la cara del odiado dictador. Ha sido en Oviedo. Allí estaba el denominado "Monumento a Franco" obra del prestigioso escultor Juan de Ávalos. Una obra de arte en la que el rostro de Franco aparecía en un medallón inserto en un monolito sobre el que estaba la diosa Hera y delante las esculturas de Neptuno sobre un delfín y Apolo cegado por el sol. Dejo al lector el significado mitológico de la composición de Ávalos, porque lo importante es que se trataba de una obra de arte que debiera haber quedado excluida de la aplicación de la ley. Pero este detalle a la habitual y digital Comisión de Expertos reunida para determinar qué mandar al ostracismo, nuevos "chekistas de las cosas" diría yo, les ha importado un pimiento ante su determinación de liberar a Oviedo de la sombra de Francisco Franco. Un curioso y singular monumento que se erigió tras la muerte de Franco por suscripción popular (del pueblo no del PP, no vayan a confundir) y que alguna guía oficial data de 1975, supongo que para evitar recordar que fue inaugurado bastantes meses después de que tuvieran lugar las primeras elecciones democráticas, ergo no es un monumento autofranquista. ¡Por suscripción popular y municipal y puesto ahí dos años después de morir Franco! A algunos esta historia supongo no les va a cuadrar.
No hace falta decir que la izquierda lleva décadas pidiendo que se utilice la piqueta. Pero para evitar que corra aquello del revanchismo los apesebrados de la pluma han informado que la victoria ha sido fruto de la acción judicial de unos particulares, de la sociedad civil que dicen por ahí. ¡Tate! El sujeto en cuestión es el número tres de la candidatura municipal socialista. Los mismos socialistas que aún andan exaltando el golpe socialista contra la República organizado por el PSOE en 1934 que tuvo su epicentro violento y sangriento en Asturias, con especial virulencia en la ciudad de Oviedo.
No es cuestión glosar aquí las veces que Franco se dio una vueltecita por Asturias en olor de multitudes, ni que pescara tan tranquilamente por los ríos de allí, durmiera en la casa familiar de San Cucao de Llanera, que su mujer fuera asturiana y su boda un acontecimiento popular en la ciudad, que no participó en la represión de las huelgas en Asturias durante el reinado de Alfonso XIII, ni en la represión de la revolución de octubre de 1934 que fue decisión del gobierno de la República. Ni que en mayo de 1946, cuando el único núcleo de resistencia guerrillera, con presencia de guerrilleros llegados desde Francia, realmente importante estuviera en la Montaña Central, cuando comenzaba a plantearse el "caso español" en la ONU y se anunciará a troche y moche que no contaba con apoyo popular alguno, Franco se fuera de gira por las minas, acompañado de Girón y de su señora, a coche descubierto y con unos policías en moto que vistos hoy no dan para mucho, y unos falangistas haciendo de cordón al trote del vehículo. Y como muestran las fotos había miles de personas y, entre ellos, seguro que muchos de los derrotados. Y por allí anduvo pese a las amenazas de los guerilleros con el famoso Cagigal dispuestos a todo, pero no tanto como para atacar a la comitiva de gira. Los que se acabaron conformando con tirar algunos postes de teléfono y paralizar una línea de tren. Y Franco volvió por Asturias para inaugurar y esas cosas, para apoyar ENSIDESA. Y el régimen trató de solventar el problema de la vivienda de las decenas de miles de emigrantes que llegaron a Asturias, con viviendas de protección y de alquiler para unos obreros que vivían en barracones... Y todo eso explica la suscripción popular después de muerto... Pero, parafraseando a don Miguel, "amigo Sancho, con la memoria histórica y los histé(o)ricos hemos topado".
Hablando de "histé(o)ricos", rematado la faena, una tal Ana Taboada -por cierto se da un aire a la señora Colau- previsible alcaldesa de Oviedo, lideresa de la marca de PODEMOS allá, Somos Oviedo, ha presentado el hecho, la retirada del medallón, como símbolo del cambio y anuncio de la recuperación de la memoria democrática de Asturias -supongo que incluye en ella a los revolucionarios de 1934 y a los heroicos asesinos de los nueve hermanos de las Escuelas Cristianas de Turón-. Lástima, eso sí, que tan heroica acción no haya sido llevada a efecto por el "tripartito del miedo", por el "nuevo Frente Popular", PODEMOS-SOMOS OVIEDO+PSOE+IU, que anunciaba como gran recurso el alcalde hasta hoy del PP, don Agustín Iglesias Caunedo, sino como flamante despedida del alcalde desde 2012 del PP. Y es que a don Agustín, que lleva en política desde que terminó el instituto, como a tantos otros, no le hacen falta los "rojos" a la hora de acabar con la sombra Franco. Yo, de los alcaldes y demás del PP, después de visto lo acontecido en Valladolid y Oviedo, comenzaría a pensar que ser colaborador necesario en estas cosas también se acaba pagando
PD.- Si el medallón es obra de Juan de Ávalos tiene un importante valor artístico y monetario. De momento nos cuentan que va a un almacén municipal. Algún día alguien tendrá que hacer el inventario de las obras de arte extraviadas durante la Transición tras ser retiradas de dependencias públicas, porque una cosa es ser antifranquista y otra no entender del precio de la firma.