Se consumó la traición
Javier Garcia Isac. Se consumó la payasada. Se consumó la traición. No hay mas tonto que aquel que se inventa su historia; aquel que se inventa su pasado y encima se lo cree.
Lo sucedido en Cataluña el pasado sábado día 9 de noviembre, forma parte del bochorno colectivo de la vergüenza ajena. Cómo unos cuantos ladrones, unos cuantos golfos capitaneados por el pequeño timonel, el Sr. Pujol y su energúmeno Delfín, el Dr. Mas, enfrentan a españoles contra españoles con el fin último de tapar sus miserias y sus escándalos.
El separatismo es insaciable. La tibieza mostrada por Rajoy y su gobierno, es de escándalo. Nunca un gobierno hizo tan poco por mantener la unidad de España como el actual Partido Popular.
La historia de España está repleta de actos heroicos, de actos valientes, de actos que nos hacen sentir orgullosos de lo que somos, pero también está repleta de actos detestables, de actos miserables, de actos cobardes y ruines, de mentiras y engaños.
El 9 de noviembre forma parte de estos últimos actos que ponen al descubierto lo viles e imbéciles que pueden llegar a ser determinados sujetos, determinadas personas cuyo comportamiento les deslegitimiza para seguir ocupando cualquier cargo público dentro del estado español.
La payasada, la felonía, no puede quedar sin consecuencias.
La burla a la democracia, la burla a nuestra historia, a la burla a España, es algo muy serio como para no ser tenida en cuenta por el resto de los ciudadanos que cumplimos fielmente con nuestras obligaciones.
La paciencia se nos acaba.
No es normal que en este país se desafíe al estado de forma continua y reiterada y no pase nada. No es normal que la justicia solo actúe contra los más débiles y no proteja al ciudadano, solo a ladrones, a corruptos, asesinos y violadores. No es normal que el pastel se lo repartan unos pocos privilegiados. No son normales las subvenciones a partidos políticos o sindicatos ladrones. No es normal la actuación de la patronal. No es normal la desprotección a los autónomos. No es normal que un estadio de fútbol lleve el nombre de un asesino como Lluís Companys. No es normal que a un carnicero como Santiago Carrillo, se le nombre Doctor Honoris Causa. No es normal que desconozcamos nuestra historia y demos por válidas, mentiras que jamás sucedieron. No es normal que violadores y asesinos condenados a cientos de años, salgan de la cárcel vivos después de pasar breves periodos de internamiento. No es normal quitar nombres de las calles a nuestros héroes y victimas y ponérselos a los verdugos. No es normal tener una Izquierda retrograda, sectaria y antinacional y una Derecha, inoperante, corrupta y que hace ya muchos años, dio por perdida la batalla de las ideas.
Y no es normal esta España que consiente, paga, sufraga y mantiene a los imbéciles, a los traidores y a los payasos que pretenden destruirla.