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Diario YA


 

¿que qué me pareció el debate del Estado de la Nación?

Siempre España, para lo bueno y para lo malo

Javier García Isac. Me preguntan mis conclusiones sobre el debate del estado de la nación. Lo cierto es que no tengo conclusiones, todo es tan aburrido, tan previsible, todo tan mitinero, tan de cara a la galería, que caigo en un tremendo sopor, mis párpados intentan mantenerse abiertos, mi cerebro intenta no relajarse, pero esas vocecillas monótonas no consiguen despertar mi interés.

¿El Estado?, mal, gracias. ¿Cómo pretenden que se encuentre una nación traicionada por muchos y vilipendiada por todos?.

Cada vez es más evidente la diferencia existente entre la sociedad civil y la clase política, cada día se pone de manifiesto dos realidades, que por el momento parecen irreconciliables. Nos hablan de España, los mismos a los que su sola mención les molesta, y luego no tienen inconveniente alguno en abstenerse, en cualquier votación, donde lo único que se solicita, lo único que se pide, es una leve mención a la unidad del país. La izquierda, siempre la izquierda, tan dispuesta a solicitar referéndums para cualquier chorrada, les molesta tener que demostrar, de vez en cuando y en público, su lealtad a España. Les molesta, porque no son leales, prefieren congraciarse con sus franquicias periféricas, España es secundaria, como también lo es para el partido popular. Ambos se manejan bien en esto de seguir manteniendo un sistema autonómico insostenible, insolidadrio y amoral, con ciudadanos de primera y segunda clase, dependiendo de la zona geográfica española donde te toqué tributar.

Comunidades autónomas, auténticos nidos de corrupción incontrolables, gobernada por reyezuelos, más preocupados en su cortijo y sus prebendas, que en el bien de sus ciudadanos, de los que sólo se acuerdan cada cuatro años. Nos tocarán la fibra sensible, nos contarán algunas mentiras, y vuelta a empezar, habremos picado de nuevo, votando a los mismos partidos que tienen la tarta y que no desean que nadie se interponga.

El votante, tiene la memoria de un merluzo. Decía mi suegro que el merluzo tiene una capacidad de retentiva de tres segundos, pasado ese tiempo, se le olvida todo lo anterior, ya sea bueno o malo. Así somos nosotros, auténticos merluzos . En quince días intentan lavarnos el cerebro, después lo hemos olvidado todo, somos amnésicos, ni siquiera recordamos como llegamos a esta situación, posiblemente fuera culpa de Franco, eso es lo que nos cuentan. Y eso es lo que los ignorantes de uno y otro bando nos quieren hacer creer. Somos trozos de carne con ojos y piernas, sólo útiles para depositar la papeleta, pero siempre y cuando esa papeleta sea la que me interesa.

Se inventaron naciones que jamás existieron, nos hablan de culturas milenarias, de idiomas ininteligibles, nos cuentan milongas de personajes tarados y desequilibrados como Sabino Arana, héroes mitológicos que nadie conoció.  Que lejos todo esto, que lejos de la verdad, que lejos de la realidad.

España, nación grande, nación de naciones, nación envidiada, España, cuna de culturas, de idiomas, de costumbres, España que tiene entre sus hijos a los más grandes y a los más miserables, España, llena de abeles y de caínes, España, siempre España, para lo bueno y para lo malo, ¿ qué que me pareció el debate del Estado de la Nación? Una inmensa y gigantesca pantomima, una inmensa y gigantesca basura. Más España y menos aldeanos periféricos, más grandeza y menos enanos, más verdad y menos mentirá. España, para el que la quiera, al que no le gusté, que se largue, que se marche, que desaparezca, que no estorbe, siempre habrá algún país dispuesto a recoger imbéciles, pero España, no puede pagar traidores.

Javier García Isac
Una hora en libertad.
 

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