En su magna obra literaria, la Mística Ciudad de Dios, una biografía espiritual de la Santísima Virgen, analiza la venida del Espíritu Santo respetando los textos bíblicos en su sentido literal y teológico, pero añade Sor María de Jesús unas matizaciones personales con gran sentido espiritual. Así afirma: en compañía de la gran Reina del Cielo, perseveraban alegres los doce apóstoles, con los demás discípulos y fieles aguardando en el cenáculo la Promesa del Salvador. Estaban todos reunidos y todos conformes en la caridad, que en todos ellos aquellos días ninguno de ellos tuvo pensamiento, afecto contrario de los otros.
Con este título Sor María de Jesús de Agreda, respetando los datos de los Evangelios de Hechos, describe el dogma de la Ascensión, con gran amplitud de detalles místicos. En el Capítulo 29 de la Mística Ciudad de Dios, una especie de biografía misteriosa de la Santísima Virgen escribe:
Ángel Gutiérrez Sanz. La Buena Nueva de que es portador el cristianismo tiene su colofón en el Misterio Pascual, que se nos muestra como razón última de nuestra esperanza, como causa fundamental de nuestra alegría, porque Cristo ha querido hacernos a todos los hombres, partícipes de su triunfo. Según nos narran los evangelios, al despuntar el alba el sepulcro se abre para dar paso al Cristo victorioso quien anuncia a unas piadosas mujeres que Él ha vencido a la muerte.
Fidel García Martínez Catedrático Lengua y Literatura.Teologo. En todos los evangelios la presencia femenina es constante: mujeres individuales; la primera, la más singular es la Virgen María, Madre de Jesucristo, Dios y hombre verdadero, otras con nombre Marta, María, Juana (…) y otras muchas a las que Jesús libró de sus enfermedades o de la injusticia despiadada de ley, como la adúltera, la samaritana la hemorroísa (…) protagonistas de las preferencias de Jesús junto con los niños y los marginados de la sociedad judía de su tiempo. Esta presencia de la mujer en el evangelio es más intensa en la Pasión Muerte y Resurrección de Cristo.
Ángel Gutiérrez Sanz Acabada la cena de Pascua, el Maestro con sus discípulos salieron fuera del Cenáculo y atravesando el torrente Cedrón llegaron al huerto de los Olivos que iba a ser el escenario de la terrible agonía de un Dios, que por voluntad propia quiso sufrir como los hombres. Jesús de pronto se vio sumergido en un profundo abismo de soledad y miedo. Buscaba auxilio y no encontró a nadie que le pudiera consolar en este cara a cara con la muerte. “Me muero de tristeza” dice Él, que hace unos momentos exhortaba a los discípulos a no tener miedo. El señorío y majestuosidad de ese hombre a quien todo fuerza se le sometía parecía haber desaparecido. Ahora le vemos débil y abatido, buscando ayuda en unos discípulos que se habían dormido “¡Padre ¡ ¡Todo te es posible!¡Aparta de mi este cáliz!... Pero si es tu voluntad que lo beba lo beberé.” Cuanto dolor, saber que iba a morir por unos hombres que le habían dejado solo en estas horas de angustia.
Las celebraciones por los 500 años de la primera misa en suelo argentino comenzaráncon una vigilia eucarística esperando el 1° de abril, desde la capilla del obispado de Río Gallegos. Presidirá el obispo de Río Gallegos, monseñor Jorge García Cuerva, con el lema: “Se acercó y sigue caminando con nosotros”.
”Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que los Discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta” "En esta barca, estamos todos"
”Jesús, después de calmar las aguas, se dirige a los Discípulos: ¿Por qué tienen miedo? ¿Acaso no tienen fe?”
”La tempestad desenmascara nuestra debilidad”
”Nos hemos mantenido imperturbables, pensando mantenernos sanos en un mundo enfermo"
El confinamiento para frenar la expansión del COVID-19 ha obligado a suspender los tradicionales encuentros juveniles de Pascua organizados cada año por los Salesianos, en los que suelen participar 2.000 jóvenes. No obstante, las Delegaciones de Pastoral Juvenil de las dos provincias salesianas de España han presentado alternativas virtuales para que los jóvenes puedan celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor desde sus casas.
El 27 de septiembre de 1913 en La Mata (Toledo) nació don Julio Damián Muñoz Cuesta. Fue ordenado sacerdote el 7 de junio de 1941. El ejercicio del ministerio sacerdotal le fue llevando por diferentes pueblos de la Archidiócesis Primada. En el concurso de párrocos de 1957 fue destinado a la parroquia de Velada (Toledo), donde permaneció hasta que se jubiló en 1985.
Valentín Abelenda Carrillo. Recibimos con una cierta periodicidad noticias sobre el andar de las ordenaciones sacerdotales en todo el mundo. Y es fácil reconocer que son noticias que interesan a muchos católicos que ven, con una cierta pena, y no sin dolor, que el número de sacerdotes activos desciende cada año en casi todos los países occidentales; y el número de las vocaciones que ingresan en el seminario, descienden, y se mantienen en números que no aseguran el reemplazo generacional. O sea, muchas iglesias en Europa y América tendrán que cerrar en el paso de pocos años. El resto del mundo va por otros caminos.