Occidente está ante una oportunida única en la lucha infatigable contra el wokismo más extremo, la foma más clara en la que se presenta la actual masoneria que pretende la liquidación de la sociedad clásica basada en principios cristianos. El nuevo presidente va a ejercer una política antiwoke sin lugar a dudas y demostrará que sí se puede tomar medidas drásticas. Que la política del sentido común puede volver a la sociedad sin ningún problema. Por mucho que vayan a ladrar unos cuántos. Y su ejemplo será una puerta abierta para los partidos europeos que se identifiquen con sus políticas. Si EEUU ha podido, ellos también.
Ebury, la fintech global especializada en pagos internacionales e intercambio de divisas, subraya que el dólar estadounidense ha cotizado al alza frente a casi todas las divisas del mundo tras la noticia de la victoria de Donald Trump. “Los mercados no solo se están posicionando para una cómoda victoria de Trump en el colegio electoral, sino también para la perspectiva de un Congreso controlado por los republicanos, lo cual es clave para determinar la capacidad del presidente entrante para forzar cambios de política en el gobierno de Estados Unidos”, señalan los analistas de Ebury.
Miguel Massanet Bosch. Se habla, en una traducción al español de la comedia francesa Le Menteur, escrita por Corneille en el Siglo XVII, de una escena en la que el mentiroso habla con su criado afirmando haber matado a su rival Alcippe y, en este momento preciso, aparece el presunto finado en escena anunciando su futura boda con Clarice. Es entonces cuando el criado comenta irónicamente: “los muertos que vos matáis gozan de buena salud.” Esta socorrida frase, que se ha hecho popular en todo el mundo, viene a cuento si contemplamos el empeño, casi obsesión enfermiza, del rotativo catalán La Vanguardia que, últimamente, distribuye sus esfuerzos editoriales y de todos sus colaboradores entre apoyar el decreciente separatismo catalán, cargar las tintas sobre las presuntas discrepancias dentro del PP y, como no, el atacar sin mesura ni contención al expresidente de los EE.UU, señor Donald Trump.
Luis Losada Pescador. Apasionante la jornada de Reyes en el Capitolio de los Estados Unidos. La imagen consumida por todo el mundo es de una muchedumbre trumpista tomando el Capitolio por la fuerza e impidiendo el nombramiento de Joe Biden como 46º presidente de los Estados Unidos. Obviamente los desalojaron, continuó la sesión y Biden fue nombrado presidente. Las imágenes son concluyentes. Y como nuestra democracia es más audiovisual que real, está todo dicho: Trump es un golpista que ha intentado acabar con la democracia de los Estados Unidos. La realidad -sin embargo- es mucho más compleja. Resulta que entre los asaltantes hay varios miembros reconocidos de la extrema izquierda, en concreto de Black Life Matter y del movimiento Antifa. Incluso hubo actores como el ‘friqui’ de los cuernos de búfalo. La película fue perfecta. Y con más taquilla que cualquier superproducción de Hollywood.
El Partido Republicano relacionado con las altas finanzas necesitaba un profundo giro social. Ronald Reagan fue el presidente que dio una nueva genética social a los republicanos, situándolos en la derecha social y buscando el voto rural conservador y el importante lobby familiar religioso. En torno a esa base, Donald Trump ha sumado nuevos espacios sociales que hasta aquel momento votaban demócrata pero la radicalidad de Harris ha alejado de su partido. El voto obrero se ha sumado a Trump al sentirse más tranquilo con la promesa de un discurso proteccionista que favorece la producción de la industria nacional frente a la competitividad china o europea. El voto obrero se ha sumado a Trump al sentirse más tranquilo con la promesa de un discurso proteccionista que favorece la producción de la industria nacional frente a la competitividad china o europea. Del mismo modo ha ampliado el voto de clase media, sensible a las medidas de seguridad personal y laboral.
Se trata de una de las historias más fascinantes de la política, no sólo de Estados nidos, sino de cualquier otro país demócrata. Donald G. Trump se ha ocnvertido en el 4 presidente de los Estados Unidos de América tras una gran campaña.
Con esta vistoria consigue derrotar al mundo WOKE y se inicia, a partir de enero, un nuevo tiempo en el que también la paza en los actuales conflictos bélicos está más cerca que nunca.
Un triunfo, además, que ha sido arrollador, ganando incluso en todos los estados clave.
En Europa las izquierdas, grandes detractoras de la democracia americana, desde la inesperada victoria, en las anteriores elecciones, del señor Trump, se han caracterizado por sobredimensionar los errores políticos, las formas, las preferencias o la vuelta de los americanos a las viejas doctrinas de Monroe, algo que, evidentemente fue un rudo golpe para las empresas del viejo continente. Pero lo que está sucediendo con la nueva presidencia del señor Biden, es que se está beneficiando, en parte, por la inercia de la política económica norteamericana, puesta en marcha por el señor Trump, lo que tampoco garantiza que las medidas que se tomen por los huevos huéspedes de la Casa Blanca sean tan pro europeas como se imaginaron aquellos gobiernos