El Papa recuerda los conflictos de Tierra Santa, Líbano, Irak, Oriente Próximo, Zimbabue, RDC, Sudán y Somalia
Redacción Madrid. 25 de diciembre.
El Papa Benedicto XVI recordó hoy los conflictos de Tierra Santa, Líbano, Irak, Oriente Próximo, Zimbabue, República Democrática del Congo, Sudán y Somalia y pidió que la gracia de Dios haga fructificar "los esfuerzos de quienes no se resignan a la lógica perversa del enfrentamiento y la violencia, y prefieren en cambio la vía del diálogo y la negociación para resolver las tensiones". El Santo Padre comenzó su Homilía de la celebración de la Santa Misa del día de Navidad con unas palabras del apóstol San Pablo: 'Sí, hoy "ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres"'. No en vano, dijo, eso "es lo que la Iglesia celebra hoy". Para el Pontífice, la Navidad es fiesta de luz, una claridad que permite entender el sentido y el valor de nuestra existencia y de la historia. "Cada belén es una invitación simple y elocuente a abrir el corazón y la mente al misterio de la vida. Es un encuentro con la Vida inmortal, que se ha hecho mortal en la escena mística de la Navidad; una escena que podemos admirar también aquí, en esta plaza, así como en innumerables iglesias y capillas de todo el mundo, y en cada casa donde el nombre de Jesús es adorado", afirmó. El Santo Padre recordó que la gracia de Dios ha aparecido a todos los hombres, "no se ha manifestado sólo para unos pocos, para algunos, sino para todos". "Es cierto que pocas personas lo han encontrado en la humilde y destartalada demora de Belén, pero Él ha venido para todos: judíos y paganos, ricos y pobres, cercanos y lejanos, creyentes y no creyentes..., todos", señaló, e indicó que lo que hace falta es que "toda criatura la acoja". POBLACIONES EN TINIEBLAS En este punto se refirió a "tantas poblaciones que todavía viven en tinieblas y en sombras de muerte", demandando que "sientan el poder de la gracia salvadora de Dios". Así citó Tierra Santa, "donde el horizonte parece volverse a oscurecer para israelíes y palestinos"; Líbano, Irak y Oriente Próximo. Esta gracia, según el Sumo Pontífice" ha de "fructificar los esfuerzos de quienes no se resignan a la lógica perversa del enfrentamiento y la violencia, y prefieren en cambio la vía del diálogo y la negociación para resolver las tensiones internas de cada país y encontrar soluciones justas y duraderas a los conflictos que afectan a la región". Asimismo, consideró que anhelan esta Luz los habitantes de Zimbabwe, en África, "atrapado durante demasiado tiempo por la tenaza de una crisis política y social, que desgraciadamente sigue agravándose", así como los hombres y mujeres de la República Democrática del Congo, especialmente en la atormentada región de los Kivus, de Darfur, en Sudán, y de Somalia, "cuyas interminables tribulaciones son una trágica consecuencia de la falta de estabilidad y de paz". DE NUEVO LOS NIÑOS Al igual que en su mensaje de Nochebuena, el Papa recordó especialmente a los niños. En este caso, consideró que la gracia de Dios "la esperan sobre todo los niños de estos y de todos los países en dificultad, para que se devuelva la esperanza a su porvenir". A renglón seguido denunció que "el mundo se encamina a la ruina" donde se "atropella la dignidad y los derechos de la persona humana; donde los egoísmos personales o de grupo prevalecen sobre el bien común; donde se corre el riesgo de habituarse al odio fratricida y a la explotación del hombre por el hombre; donde las luchas intestinas dividen grupos y etnias y laceran la convivencia; donde el terrorismo sigue golpeando; donde falta lo necesario para vivir; donde se mira con desconfianza un futuro que se esta haciendo cada vez más incierto, incluso en las naciones del bienestar". Así, pidió que en todos estos casos "brille la Luz de la Navidad y anime a todos a hacer su propia parte, con espíritu de auténtica solidaridad". Y es que, a su juicio, "si cada uno piensa sólo en sus propios intereses, el mundo se encamina a la ruina". 'URBI ET ORBI' EN 64 IDIOMAS El mensaje navideño 'Urbi et Orbi' (A la ciudad y al mundo) que el Papa dirigió desde el balcón de las bendiciones de la Basílica de San Pedro al finalizar la celebración fue pronunciado en 64 idiomas, uno más que el año pasado. "Feliz Navidad. Que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, en vuestras familias y en todos los pueblos", dijo en castellano, después de sus palabras en italiano, inglés, francés y tedesco. Con las palabras en latín 'Urbi et Orbi' empezaban las proclamas del Imperio Romano. El Papa imparte actualmente esta bendición solemne el Domingo de Pascua y el día de Navidad, así como el día de su elección.