Las coladuras de la Colau: Ahora la gran mezquita
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Miguel Massanet Bosch. Como decía don Santiago Ramón y Cajal: “Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza e ignorancia”. Y la culpa de lo que está ocurriendo en Barcelona no es ni de Podemos ni de esta mujer, evidentemente incapacitada para ocupar la alcaldía de esta vieja ciudad catalana, la señora Ada Colau; que supo tener la habilidad de hacer que, quienes la votaron, tuvieran la sensación de que una activista, una infractora del orden, una fanática antisistema y una agitadora profesional, era la persona que le convenía a la ciudad de Barcelona, para hacerse cargo de la difícil tarea de administrar, gobernar y solucionar los múltiples problemas que lleva consigo la alcaldía de la Ciudad Condal.
Evidentemente, aparte de encontrarle el gusto a cobrar un desmesurado sueldo, a sentarse en el mullido sillón de la alcaldía y de inmiscuirse en temas en los que, evidentemente, carecía de los conocimientos para afrontarlos, de la capacidad requerida para aplicarles la solución que más convenía, como fue el caso de la Moratoria turística; o demostrar que seguía en su carrera de agitadora profesional, como fue el gran error cometido en el tratamiento del caso de los manteros, que sigue coleando o en su empeño en darle un estoconazo al turismo, intentando disminuir los cruceros que recalan en el puerto de Barcelona y que dejan importantes beneficios a todos aquellos sectores que, de una forma u otra, siguen relacionados con el turismo. Últimamente parece que, siguiendo su pauta de actuar en el momento menos oportuno y constituyéndose en defensora oficial del tema islámico en la ciudad de Barcelona; olvidándose de que España y, en ella sigue incluida Cataluña, a pesar de lo que quisieran algunos fanáticos del independentismo; según queda escrito en la Constitución de 1978, es un estado “aconfesional” cuyas relaciones con las distintas confesiones religiosas queda plasmada en el Art. 16 de la Carta Magna en los siguientes términos: “Artículo 16: 1)Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley. 2) Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias. 3) Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.”
La señora Ada Colau, pasándose, como acostumbra, en lo que son sus funciones y en unos momentos críticos en los que parece que se han reactivado las amenazas del EI contra España, como parece que corroboran algunas agencias del Califato del terror que han distribuido un documento que señala directamente a España como un objetivo “contra el que hay que atentar cuando haya ocasión”. No creo que hubiera nadie tan irresponsable, como parece ser la alcaldesa de Barcelona, que pensara que, después de lo ocurrido en Francia y Alemania, España iba a quedar excluida, cuando ya hace años que algunos estados árabes han venido reclamando su derecho a volver al Al Ándalus del que, para ellos, fueron expulsados injustamente por los Reyes Católicos. Se habla de que el número de musulmanes residentes en nuestra nación ronda 1`7 millones o lo que es lo mismo un 3’6% del total de la población española.
Es evidente que, si tienen los papeles en regla, están en su derecho a trabajar, vivir, practicar su religión y tener lugares en los que celebrar su culto, así como tener a sus sacerdotes, los imanes, para que les impartan los mandatos del Corán. Lo que ya es más discutible es lo que ocurre últimamente, cuando en algunas de estas pequeñas mezquitas, puede haber activistas o partidarios del EI que aprovechen el lugar de reunión de los fieles para imbuirles ideas que, poco o nada, tienen que ver con el verdadero islamismo y mucho con el terrorismo que vienen practicando los miembros del Daesh. La agencia Al Wafa del Califato, en el documentos antes citado, se refiere a “supuestos agravios” que España habría perpetrado contra los musulmanes, nada menos que desde “la batalla de las Navas de Tolosa” en 1212, afirmando que los reinos cristianos de Castilla, Navarra, Aragón y Portugal habrían masacrado a mas de 60.000 musulmanes, “quemados vivos o enterrado en ataúdes llenos de cuchillos”.
En este mismo documento, difundido por la agencia Oficial del Estado Islámico, se hace referencia a que, en España, “Se ha hecho de todo para destruir el Corán” una información absurda porque la realidad es que, poca gente, salvo los practicantes del Islam, están interesados en el islamismo y, mucho menos, en actuar en contra de sus prácticas religiosa. Todavía serían menos los que supieran algo del Corán. El mismo documento habla de que “España es un estado criminal que usurpa nuestra tierra” y pide “investigar las líneas de trenes y aviones para cometer atentados”. Por si estas instrucciones no fueran suficientemente preocupantes, recomienda a los musulmanes residentes en nuestro país “que envenenen el agua y los alimentos”, valiéndose de insecticidas introducidos en aerosoles e intentan justificar semejantes barbaridades alegando que: “las acciones de sus ancestros son las razones de nuestros actos de hoy”.
Estas son señores las amenazas que, estos días pasados, se han hecho desde el EI contra los españoles. Una situación que, a la vista de los antecedentes, de las masacres que han tenido lugar en el resto de Europa, no dejan de ser muy preocupantes. Hete aquí que, ante semejante panorama, en Barcelona, la señora Colau ha decidido convertirse en protectora de los musulmanes, Un informe de la Universidad de Barcelona, que por lo visto no tienen nada mejor a lo que dedicarse, la ha movilizado para que se construya una mezquita en esta ciudad. ¿No habíamos quedado que la cuestión religiosa correspondía a cada confesión y, en consecuencia, que todo lo relativo al culto era cosa de los fieles, que debían ser los encargados de financiar, con sus aportaciones, la edificación de sus respectivos templos y las necesidades de sus sacerdotes y directores religiosos? Ahora resulta que la señora alcaldesa se atribuye el derecho a invertir el dinero de los impuestos de los catalanes, de estos que piensa conseguir a base de meterse con los propietarios de inmuebles, o aumentando los impuestos, o interviniendo en cuestiones privadas, tomándose atribuciones de las que carece, construyendo una gran mezquita para el culto musulmán, cuando sigue intentando que le cedan pisos gratis para entregárselos a los okupas o les entrega dinero para que puedan vivir a costa del resto de ciudadanos, sin trabajar, por supuesto.
Se habla, incluso, de ceder la antigua plaza de toros Monumental para el culto islamista, ante la oposición de la mayoría de ciudadanos, que están asombrados ante la frivolidad con la que se tratan asuntos de tanta trascendencia por los actuales mandamases del ayuntamiento, más dispuestos al despilfarro y a malgastar el dinero del municipio en obras absurdas que en invertirlas, por ejemplo, en construir más comedores para indigentes o clínicas o en moderar las subidas de impuestos, entre ellos el IBI, que parece que se ha convertido en uno de los medios previstos por la señora alcaldesa para hacerse con el dinero de los ciudadanos, en unos momentos en que todos deben reconocer que el horno no está para bollos y estas decisiones espontáneas no tienen posibilidad alguna de ser aceptadas, precisamente cuando es evidente que, las simpatías por los ciudadanos islamitas que han acudido a nuestro país, para huir de los problemas de sus países, son mirados, por muchos oriundos, como un peligro latente para la seguridad de nuestro país.
¿Por qué crear problemas sin necesidad? En Alemania la señora Merkel se está jugando su liderazgo, precisamente por haber actuado sin la debida prudencia cuando se mostró dispuesta a permitir la inmigración masiva de refugiados.
Los focos de xenofobia, las protestas y las quemas de alojamientos destinados a albergar inmigrantes, no han sido más que una muestra de la incomodidad que ha causado, entre los alemanes, esta llegada masiva e indiscriminada de personas que, alegando ser perseguidas por el EI, han ayudado a introducir en el país a terroristas, confundidos entre la multitud. Una vez más, la señora Ada Colau ha demostrado su fanatismo, su irresponsabilidad y su falta de sensatez y de oportunidad política, entrando en un tema que la ha llevado a cometer una nueva alcaldada que tiene todas las trazas de acabar en otro de sus sonados fracasos. O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, se comprueba que, cuando se eleva a alguien, sin preparación y dominada por prejuicios de índole nacionalista e ideas reformistas y antisistema, se corre el peligro de que, finalmente, estos experimentos acaben en agua de borrajas y en catástrofes para la ciudadanía a la que afecten.