David Casarejos. Consejero por Reino Unido en el Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior. Voy a intentar hacer un párrafo sin decir la palabra maldita. Los españoles somo especiales, sí. Como los italianos, los turcos o los canadienses, sí. Todos somos especiales, ni mejores ni peores, y cada uno con una identidad propia, y unas maneras de ser que a muchos les pueden parecer extrañas. Hecho, no he dicho coronavirus, pero a partir de ahora me temo que tendremos que entrar en harina. Los países y sus gentes están lidiando con este virus de maneras diferentes. Ni los españoles son mas caraduras, ni los ingleses o alemanes tan disciplinados.
Manuel Parra Celaya. Que la grave crisis que está provocando el coronavirus acabará por superarse es un hecho y un tópico; la propia etimología de crisis incluye, entre sus significados, los de resolución y desenlace, pero también el de decisión, lo que nos da pie a alguna de las ideas contenidas en estas líneas. También se ha convertido en tópico lo que, con la pandemia, saldremos más fuertes, frase que viene repitiendo el Presidente del Gobierno español en sus repetidas apariciones televisivas; lo que no recuerdo si mencionaba a España, de forma genérica, a los españoles o, como es costumbre, a este país. Si se tratara del primer supuesto -y siento mi falta de memoria-, se trataría de aquel recurso que empleó Stalin para enardecer a los rusos ante el avance alemán: invocación a la Madre Rusia, en lugar de las invocaciones y consignas habituales del Partido, y perdonen la manera de señalar.
Gonzalo Rojas. Hemos vuelto a la casa, hemos vuelto a horarios más serenos y conversaciones familiares más pausadas, hemos vuelto a mirar con más detención lo pequeño de cada instante. Pero…. ¿hemos vuelto a Dios, en estos días de tribulación? Un gran amigo me interpeló, de buen modo, requiriendo que le hablara de la esperanza cristiana, porque se sentía -me dijo- totalmente descolocado con el momento presente.
José Antonio Bielsa Arbiol. Los peores pronósticos se están cumpliendo a paso acelerado. El contubernio global de la Agenda 2030 -que alienta el advenimiento de una gobernanza mundial- va a utilizar la pandemia en curso como pretexto para radicalizar su plan de “desarrollo sostenible”, sobre las bases monstruosas del programa de reducción de población, la implantación del biochip y la consecución de una Era Mesiánica que faculte, y legitime, la destrucción de la Cristiandad en la Era de Acuario. ¿Les suena todo esto a conspiranoia? No lo es. En ocasiones, la realidad supera a la ficción.
Miguel Massanet Bosch.
No se puede decir que la pandemia del Covid19 sea algo común, intrascendente y fácil de contrarrestar. Si el Gobierno tiene ya la experiencia de lo que significa un retraso en darle la importancia debida a la prevención contra la pandemia, al error de movilizarse cuando ya el virus se había cobrado 136 víctimas en nuestra nación y el empeño de anteponer sus intereses políticos a adelantarse en tomar las medidas adecuadas, la primera la de prepararse asegurándose los medios sanitarios, las ropas de protección, las mascarillas, los respiradores y todos aquellos que son esenciales para afrontar una situación crítica como es la que en estos momentos estamos soportando en España.
Samer Alnasir. Thomas Hobbes, el magnate de la ilustración inglesa, reconoce tener un gemelo que no llegó nunca a conocer. Ello porque el 5 de abril 1588, día de su nacimiento, se acercaba la armada española a las islas británicas por el conflicto acontecido entonces. La narrativa inglesa describía la armada española como la aterradora invencible, algunos sabios y sacerdotes la interpretaron, a base bíblica, como el antecristo. Debido a aquel miedo aterrador, su madre, la de Hobbes, dio luz a su hijo prematuro con un mellizo, que es, dice Hobbes, el miedo .
Luis Losada Pescador. El BCE anuncia la compra de deuda por 700.000 millones de euros, especialmente en deuda periférica, o sea, Italia y España. “Estamos totalmente preparados para subir la apuesta”, dice Lagarde. Efecto balsámico. Tras el ‘manguerazo’, suben las bolsas y baja la prima. La laxitud del BCE anima al gobierno a echar mano del manguerazo. De momento, Sánchez pone a Iglesias al mando de las políticas sociales. El ‘Coletas’ anuncia que la era de la austeridad es pasado. Es la hora del bono social, de las ayudas públicas, de la dependencia del Estado. Bienvenidos a Venezuela.
Manuel Parra Celaya. Si existe en nuestro idioma un adjetivo especialmente idóneo para los nacionalismos separatistas, este es el de insolidarios. En efecto, la insolidaridad está en la raíz constitutiva de estas ideologías, en tanto que, como mínimo, se desprecia al otro, al que no tiene nuestras mismas señas de identidad, incluso aspecto (véase a la alcaldesa de Vic, por ejemplo), se ensalza hasta el paroxismo al propio, al que se disimulan sus yerros (Te perdonamos, Pujol, leímos en una pancarta) y se busca sin tregua al enemigo que haga las veces de chivo expiatorio, responsable de la desdicha de la colectividad ensimismada en su mitología particular.
José luis Orella. La vida de Tomás Moro desarrolla una actividad pública al servicio de la persona que le lleva a defender sus ideas con coherencia, serenidad profesional y llega al total desprendimiento de la vida cuando debe mantener la defensa de la verdad, apoyándose en su fortaleza interior. El estadista inglés se proyecta desde el pasado como un modelo de hombre político al que los católicos pueden seguir para desarrollar su vida pública en el siglo XXI al servicio de la justicia.
Gonzalo Rojas. Los marxistas nos han tratado de convencer, desde hace siglo y medio, de que no somos, por ahora, una gran familia humana. Sólo lo llegaríamos a ser en la sociedad comunista sin clases: la familia de los proletarios devenidos en dueños de sí mismos, de la naturaleza y de la historia. Falso, nunca logrado, imposible.