¿Cómo pretendes ver frutos en tu dedicación apostólica si prescindes del Espíritu Santo? Si quieres resucitar tu fe y tu vida mortecinas, el Espíritu Santo es alma que da vida a tus obras muertas. Si quieres curar tus cegueras, sanar las costras de tus pecados, aliviar las dolencias de tus miserias y debilidades, invoca al Espíritu Santo y verás cómo te inunda el bálsamo de su presencia
"Fíjate en los niños. Son sacramentos de Dios. El Señor afirmó, ante la mirada escandalizada y desconcertada de sus discípulos, que "de los que son como ellos es el Reino de los cielos" (Mc 10,14-15).
Siempre resultará más fácil detenerse en los límites, errores, pecados y hasta escándalos de los miembros de la Iglesia que admirar esa belleza, humanamente inexplicable, que la hace resplandecer de santidad y chorrear divinidad por todos los poros de su ser.
Redacción. Homilía completa de Benedicto XVI el 10 de octubre de 2011 durante el rezo de vísperas en la Cartuja de San Bruno, en su visita pastoral a Lamezia Terme y Serra San Bruno, en Calabria (Italia).
“La fe es confiar en lo que no se ve”. Dicho así, parecería que sólo unos memos, unos ingenuos, podrían creer. A lo anterior habría que añadir: “eso que no se ve, se nos ha dicho a través de alguien que nos merece toda la autoridad”.
Cuando nos exigimos resultados por el esfuerzo realizado en nuestros deberes y obligaciones, podemos llevarnos la desagradable sorpresa de que, en muchas ocasiones, no están a la altura de nuestras expectativas
Cuentan que un monje copto, allá en los primeros siglos del cristianismo, fue a ver a otro monje para preguntarle por una duda que le asaltaba en su interior: “¿Por qué hay muchos candidatos a ser eremitas? Ya se ve que empiezan muchos, y se quedan luego en muy pocos”.
Dios, en su admirable plan de salvación nos ha elegido, pero cuando elige a algunos no excluye a otros, sino que en esa llamada que nos hace, de un modo tan personal, se significa palpablemente su amor por todos, sin distinción alguna.
El cristianismo, antes que nada, es el seguimiento a una persona: Cristo. Esto nos habla de la radicalidad de una relación personal e insustituible de cada uno con Aquel que ha dado la vida por mi de manera incondicional, tal y como un verdadero amigo puede llevar a cabo sin contar con los riesgos que a nivel individual puede acarrear semejante donación
Estar a solas con el Señor, tener un rato de oración con Él, es una verdadera necesidad. Lo necesitas. Nos encontramos en tiempos difíciles, de deslealtad, de traición, de necedad y de infidelidad. Por eso, a la vuelta de los años, y de tantas cosas que hemos visto y vivido, deberíamos estar cansados de ver vulgaridades que ya es imposible que nos llamen la atención