Toda la persona
José Escandell. En el escaparate de una cafetería se puede leer en un cartel este mensaje: «En este local respetamos todas las filosofías y orientaciones políticas o deportivas… pero no toleramos bromas con el café. Aquí, el café es una cosa muy seria». Aparte de bromas, eso es exactamente lo que piensa un empresario cuyo objetivo es el bien privado. Al gestor de una fábrica de automóviles no le importa que sus empleados estén separados o sean homosexuales, porque lo que le importa es que aprieten bien los tornillos o pongan bien las ruedas.
Guadalupe, tirios, troyanos
José Escandell. A la una del mediodía, la Basílica está llena de gente y comienza la Misa. Es un día cualquiera y hay varios miles de personas. Celebran dos sacerdotes. El segundo parece un Jesucristo, con melenas y barbas. Es alto, delgado y se mueve con ademanes de predicador. Hay personas de toda clase y edad. Niños, parejas de jóvenes, matrimonios maduros, grupos… En general, gente corriente y sencilla. Mucha algarabía al fondo, hacia las puertas.
Música y hogar
José Escandell. Resulta llamativo el éxito de la música ligera moderna. Siempre ha habido música popular, aunque en nuestro país tenemos hoy muy olvidadas las coplas, las jotas y los ritmos folclóricos. De éstos, sólo sobreviven los que han encontrado traducción a formato moderno, como sucede con la música andaluza en versiones electrónicas, como las sevillanas para consumo de fiestas y bodas. El resto es pura arqueología. Se prefiere en casi todas partes la música de estilo americano, con ritmos e instrumentos modernos.
Relativismo al paredón
José Escandell. No nos damos cuenta de hasta qué punto es grave decir que todo es relativo. Es verdad que la afirmación de que todo es relativo comienza por ser una afirmación absurda, imposible. Para pronunciarla es preciso no pensarla, porque si se la piensa enseguida se ve que es falsa y no puede pensársela de otra manera. Lo que pasa es que dejar la reflexión sobre el relativismo en este punto es dejar incompleta la cuestión.
Lo infinito en lo finito
José Escandell. Es sorprendente que se den juntos la irreemplazable individualidad de cada persona humana y, en cada una, la apertura a la más dilatada universalidad. Lo universal se da en lo individual. Porque, desde luego, cada persona humana es singular e individual, y tanto que lo que a cada una le acontece tan sólo le acontece a ella en cada caso. Faltaría más. Pero sucede que, dentro de esa singularidad cerrada se aloja la universalidad.
Principios irrenunciables en política
José Escandell. Hay un importante margen de indeterminación en lo político. Benedicto XVI ha dejado dicho que los principios irrenunciables para la política por parte de un católico son: la defensa de la vida, de la familia, de la libertad de enseñanza y del bien común. En realidad, eso apenas significa nada a la hora de determinar cuál es el régimen político justo.
Vamos a arreglar el mundo
José Escandell. A falta de fútbol, se habla de política. O de ambas cosas a la vez, que hoy día ambas cosas se han aproximado mucho. El caso es que en materia política quien más y quien menos se siente con fuerzas para analizar, diagnosticar y proponer recetas. Se dirá que esa es costumbre muy española, aunque se da en todo el mundo civilizado.
Mientras la cosa no pasa los límites del entretenimiento de aperitivo o de café, nada hay que decir, sino que cada cual se divierte como más le place, y el deporte de pinchar en privado a los hombres públicos es, si me aprietan, hasta sano y recomendable.