Miguel Massanet Bosch. En Catalunya siempre se ha presumido de ser un pueblo tolerante, gran defensor de sus costumbres, laborioso, orgulloso de su cultura y gran defensor de su lengua, el catalán, en la que grandes autores vernáculos han escrito brillantes obras y admirables poesías. En este sentido se puede considerar normal que se sientan un poco nacionalistas y hasta se les puede permitir que, en sus relaciones con otros pueblos de España, se muestren un tanto propicios a exagerar sus propias cualidades y sus innegables dotes para la industria y el comercio.
Miguel Massanet Bosch. Parece ser que las esperanzas de que Europa se convierta en una gran potencia supranacional, en la que todos los países integrantes consideren comunes, defendibles, inviolables y propias todas las fronteras de la Unión, tanto las del norte como las del sur, este u oeste se están desvaneciend.
Miguel Massanet Bosch. Cada partido es dueño, evidentemente, de solucionar sus problemas como le venga en gana y nadie, excepto sus componentes, tiene derecho a inmiscuirse en sus cuestiones internas. No obstante, uno, desde la perspectiva política de nuestra nación, España, puede opinar a cerca de algunos aspectos de repercusión externa que, en cierta manera, a corto o largo plazo pueden tener un efecto beneficioso o perturbad
Miguel Massanet Bosch. Los ingleses la llaman absolute mayority y para los que creemos que la democracias es, con todos sus defectos y salvedades, uno de los mejores medios para gobernar, entendemos que queda evidenciado que, cuando una formación política a través de unas elecciones o comicios legalmente convocados, consigue un número de votos que supere en más del 50% la totalidad de votos conseguidos por el resto de partidos que han concurrido a las elecciones; entonces el partido que lo consigue superar al resto de los demás en votos es el que tiene la “mayoría absoluta”.
Miguel Massanet Bosh. No voy a citar a ningún general de los que se levantaron el 18 de Julio de 1.936 en contra de una España en la que el orden, la seguridad, la ley o la justicia brillaban por su ausencia, dominada por patrullas de asesinos que mataban, robaban y torturaban a mansalva, sin que ninguna autoridad ni del gobierno Central de Madrid ni de las provincias, levantaran un dedo para imponer la sensatez y evitar la carnicería que, impunemente, llevaban a cabo las turbas armadas que se hicieron dueñas de las calles.
Miguel Massanet Bosch. Alguien denominó, a lo que luego se ha venido conociendo como la Primavera Árabe, como la “revolución democrática árabe”; un movimiento que, para muchos, se consideró como una maniobra popular instigada por medio de las redes sociales con el objeto de derrumbar las dictaduras que estaban al frente de muchos de los países del norte de África y Oriente Medio y devolver el poder y la libertad a unos pueblos sojuzgados por la mano férrea de caudillos que habían impuesto su ley por medio del terror y la fuerza. Naturalmente que nadie, medianamente versado en cuestiones políticas, pudo tragarse aquel placebo que no hacía más que ocultar, bajo la excusa de devolver la democracia a aquellas teocracias o dictaduras, un intento solapado de determinados países occidentales de poner su zarpa sobre las importantes reservas petrolíferas de algunas de aquellas naciones.
Miguel Massanet Bosch. “Tantas idas y venidas, tantas vuelta y revueltas, quiero amiga que me digas ¿Son de alguna utilidad?” Con estos versos de la fábula “El caballo y la ardilla” del inimitable Tomás de Iriarte, pretendo definir la intensa actividad política que, durante estos días, se está produciendo entre el Gobierno y los dos partidos de la oposición:
Miguel Massanet Bosch. Ya es hora de que caiga la venda que cubre los ojos de los votantes del señor Pablo Iglesias y se den cuenta de que, detrás de tanto pavoneo, no hay más que otro de los comunistas estalinianos, que pretende hacerse con el poder en España. O así es como, desde la óptica de un ciudadano de a pie, le vemos la oreja al lobo comunista.