Miguel Massanet Bosch. No se puede decir que no hayamos sido pacientes ni que no le diéramos tiempo para llevar a cabo aquellas reformas que nos prometió a sus electores, cuando se postulaba para que le votáramos en las elecciones del 20 de Noviembre del 2011.
Miguel Massanet Bosch. Lo cierto es que, en ocasiones, la obsesión del nacionalismo catalán de intentar, por los medios que fueren, romper la unidad de España; a pesar de que ya han acudido a todas las instancias nacionales y extranjeras para tantear las posibilidades que les quedan para poderse proclamar como nación independiente, recibiendo la unánime respuesta negativa de todas las instituciones a las que han recurrido, puede parecer de una torpeza supina.
Miguel Massanet Bosch. Es curioso cómo y con qué facilidad las izquierdas se afanan en calificar de “fascista” o de “extrema derecha” a cualquiera que difiera de sus doctrinas; que no comparta sus ideas libertarias o difiera de considerar al Estado como quien se ocupe de la vida y obligaciones de los ciudadanos, en su calidad de Gran Hermano, que debe tener poder sobre todo, incluso de cómo deben vivir, trabajar, pensar y desenvolverse los ciudadanos, en un régimen de absoluta esclavitud y dependencia de quienes se han arrogado el derecho a decidir, en un régimen dictatorial, lo que el pueblo debe hacer, cómo y a las órdenes de quien debe hacerlo.
Miguel Massanet Bosch. Es posible que la ambición de los políticos sea la culpable del estado de desazón que hoy en día se está apoderando de los ciudadanos de este país. Como muy bien decía el gran maestro Félix María Samaniego: “La traición, aun soñada, es detestable”
Miguel Massanet Bosch. Cuesta entender que todavía existan, en Catalunya, quienes sigan creyendo en las ventajas de separarse de España. Sólo la cizaña que, con tanta profusión, han ido sembrando los políticos de CIU y de ERC con el apoyo, poco menos que incondicional, de ICyV y la actitud poco menos que incomprensible de los señores del PSC.