Ni tan buenos, ni tan malos
Javier Garcia Isac. Tenemos gran facilidad para generar héroes y mitos. Casi tanta como para destruirlos.
Nos gusta poner a alguien de moda, copiando su manera de vestir, de vivir, hasta su peinado. El caso de Rodrigo Rato, no es un caso aislado. En la reciente historia española, antes que él, tuvimos a Jose Maria Ruiz Mateos, a Mario Conde y a tantos otros. Pasamos de la admiración al odio sin apenas darnos cuenta. Los mismos medios de comunicación que un día ensalzan y nos los ponen como modelos de éxito, otro día los demonizan y ridiculizan de manera inmisericorde.
El registro de la casa de Rato hace cumplir las palabras de Montoro
La Lupa del YA. Agentes policiales entraron hacia las cuatro de la tarde del juéves a registrar la vivienda del ex vicepresidente económico durante los gobiernos de José María Aznar Rodrigo Rato en Madrid. Cristóbal Montoro se había despachado a gusto desde la Tribuna de oradores del pleno del Congreso unas horas antes, dónde vaticinaba lo que podría ocurrir.
Rato y la condena de telediario
Fernando Z. Torres. No es sólo un asunto personal. Lo es además. Para conocer el alcance de la gravedad de lo sucedido con Rodrigo Rato hay que atender a dos cuestiones: a) se trata de un exvicepresidente del gobierno de España en la órbita de haberse convertido en candidato a la presidencia del gobierno. De ocupar el puesto de Mariano Rajoy para entendernos; b) se trata de alguien que siempre se mostró contrario a cualquier amnistía fiscal. Respecto de esto último nada que objetar. Matizo: completamente de acuerdo.