Rafael López-Diéguez. Hoy, tal como afirma el Papa Francisco, y los Patriarcas de las Iglesias Orientales, si existen razones para promover una intervención militar de rescate que frene el genocidio actual. Hoy frente a la intervención inmoral, injusta, innecesaria e ilegal del 2003, si se dan las circunstancias para una intervención moralmente licita, porque se realizaría en legítima defensa, justa, porque se pondría fin a un genocidio de inocentes, legal, porque los principios que rigen las resoluciones de la ONU
Tres expertos como los historiadores Fernando Paz y José Manuel Ezpeleta y el presidente de la Fundación Francisco Franco, Jaime Alonso, denuncian enérgicamente en El Ring que el gobierno del PP no retire la Ley de Memoria Histórica socialista.
Manuel Parra Celaya. Solamente a título de ejemplo… ¿Han intentado ustedes encontrar en personas o medios que tienen a gala ser “políticamente correctos” alguna alabanza a la labor arriesgada y altruista de los misioneros católicos en su cuidado de los enfermos del ébola, incluso tras la muerte del padre Pajares?
Pedro Sáez Martínez de Ubago. Al asomarnos al extraordinario balcón de la historia moderna de España, encontramos una serie de personajes que, de modo sistemático y por diversos intereses, han sido injustamente tratados, sea por la calumnia o la tergiversación sea por el silencio de que han sido víctimas: Blas de Lezo, el Conde duque de Olivares, Fernando Álvarez de Toledo (III Duque de Alba) son tan vivos ejemplos de ello como quien en el siglo fue Rodrigo de Borja y gobernó la Iglesias reinó glosiosamente con el nombre de Alejandro VI, de feliz memoria, en quien quiero centrarme, por haber entragado su alma a Dios el 18 de agosto de 1503.
Francisco Rodríguez Barragán. Nuestra democracia me parece más bien demagogia. Los políticos se aplican a cantar sus propias excelencias, tapar sus errores y corrupciones, convencernos de que las soluciones que ofrecen son las únicas válidas para recuperar el estado de bienestar y pedirnos su voto para ejercer el poder, que resulta para ellos magníficamente retribuido.