El Ayuntamiento de Barcelona protector de okupas
Miguel Massanet Bosch. A la alcaldesa de Barcelona nadie le puede negar que, el haber conseguido alcanzar el puesto que la ha sentado en la poltrona municipal, la ha hecho retornar a su más tierna infancia; no sólo por las demostraciones de inmensa alegría con las que demuestra lo a gusto que se halla pudiendo disponer a su antojo, haciendo y deshaciendo, mandando y ordenando, legislando y olvidándose de aceptar lo legislado, sino por el achicamiento de sus capacidades, el enanismo de sus disposiciones y la frivolidad e infantilidad con la que se ha atrevido a tratar los graves asuntos y los difíciles temas que afectan a una ciudad de las dimensiones y población de la ciudad de los Condes de Barcelona.
El Infierno de los ahorradores ¡llegan los vándalos a desplumarlos!
Miguel Massanet Bosch. Usted dedicó parte de su juventud al estudio, obtuvo un trabajo y procuró medrar en él con la intención de formar una familia y gozar de una situación estable, posiblemente se casó y tuvo hijos, uno dos o tres porque la paternidad, como dice el Papa Francisco, “debe ser responsable”.
Amancio Ortega, un self made man: Respeto y admiración
Miguel Massanet Bosch. Estos días en España un personaje de nuestra economía, un emprendedor exitoso que ha sabido crear, con los años, un verdadero imperio textil e inmobiliario, que ha sido capaz de extenderse por Europa, América, Asía y África y proporciona trabajo en su empresa Inditex a 141.000 personas, ha cumplido los 80 años. El señor Amancio Ortega tuvo ocasión de celebrar esta efemérides en compañía de una hija suya, aparentemente su futura heredera en los negocios de su padre, y arropado por el entusiasmo de 4.000 de sus trabajadores, que organizaron un verdadero festival para celebrar el aniversario del dueño de Zara. Hasta aquí lo noticiable del evento, la parte festiva y, para la mayoría de las personas que saben evaluar el
Donald Trump, de aspirante despreciado a firme aspirante a la Casa Blanca
Miguel Massanet Bosch. Las democracia tiene sus condicionamientos y es ajena a prejuicios y descalificaciones ya que, al final, es el número de votos el que cuenta para la elección de a quienes elige el pueblo para que los gobierne. En España somos muy dados a criticar el sistema norteamericano con esa falsa superioridad que, en ocasiones, nos atribuimos a nosotros mismos por aquello de la “juventud” de los EE.UU de América, con respecto a nuestra vieja civilización europea.
España necesita recuperar una derecha sana y vigorosa
Miguel Massanet Bosch. Los tiempos de lo contemplativo, lo cómodo, lo cobarde o lo permisivo en España es evidente que han pasado, ante la sólida evidencia del resurgimiento, en nuestra patria, de las fuerzas del caos y el desorden como aquellas que provocaron la cruenta Guerra Civil de Julio de 1936. El permanecer inactivo, el dejar que los acontecimientos, cada vez más preocupantes, atrevidos, impúdicos y libertinos de quienes han irrumpido en España con el evidente propósito de dividirla.
La fobia de la izquierda a monumentos y rótulos del franquismo
Miguel Massanet Bosch. Como decía el poeta y crítico francés Nicolás Boileau: “Muy a menudo el miedo a un mal nos lleva a realizar uno peor.” Y tenemos la impresión de que muchos de aquellos que siguen añorando aquella II República del Frente Popular, aunque sea inconscientemente, aunque ni ellos mismo puedan explicar como, a los 77 años de que finalizara nuestra Guerra Civil, sigan temiéndole, como si todavía pudiera volver a ponerlos en cintura, al fallecido general Francisco Franco.
Sánchez pagará el precio del ignominioso veto al PP
Miguel Massanet Bosch. Alguien quiso jugar a ser Dios, alguien cuya ambición le impidió ver más allá de su egoísmo y que pretendió que, para conseguir su fin, para llegar a lo más alto del techo del poder, todo le estaba permitido, incluso el olvidarse de que se había puesto el futuro de la patria, España, en sus manos, para que hiciera lo conveniente para llevarla indemne, a través de la tormenta económica y de las dificultades de quienes intentaban dividirla y convertirla –utilizando para ello las malas artes de la traición y la deslealtad – en una nación arruinada; hacia el buen puerto de la recuperación y la estabilidad para todos los españoles.
La línea editorial del grupo Godó-LaVanguardia, en apoyo de la izquierda separatista catalana
Miguel Massanet Bosch. No es la primera vez que nos referimos al apoyo, casi unánime, de los medios informativos implantados en Cataluña, a este proceso creado artificialmente por los políticos de CIU y los de ERC, que iniciaron su desmarque del resto de España, posteriormente con la colaboración de otros partidos de la izquierda catalana, que vieron en ello la oportunidad de adquirir un protagonismo dentro de la autonomía que, de otro modo, les hubiera sido muy difícil conseguir.
El imperio de la Ley está por encima de políticas y políticos
Miguel Massanet Bosch. La imaginación de los políticos separatistas catalanes, al parecer, no tiene límites y es obvio que no dudan en usar, para asegurarse sus objetivos secesionistas, toda clase de martingalas, artificios legales y maquinaciones encaminados a conseguir o al menos intentarlo, darles apariencia de legalidad, de estar capacitados para semejante tarea y ejercer un supuesto derecho ( ellos insisten en que es democrático) que les permita comenzar a tramitar toda clase de actos y situaciones.
España, una vez más, enfrentada a su destino
Miguel Massanet Bosch. Preocupa y mucho la frivolidad con la que el partido Podemos y su líder, Pablo Iglesias, se toman las sesiones parlamentarias y la poco seriedad con la que el propio Iglesias afronta sus intervenciones y lo que son sus peculiares representaciones ante el resto de asombradas “señorías”, que presencian atónitas las payasadas histriónicas de don Pablo, entre las cuales tuvimos ocasión de presenciar como le propinaba un beso, al estilo de los comunistas de la Unión Soviética, en plenos morros del señor Doménech que, aparte de la sorpresa experimentada por tal expresión de cariño de su compañero, tuvimos la impresión, no supo muy bien como encajarlo.