Manuel Parra Celaya. Afirmamos, en primer lugar y con rotundidad, que el primero se ha convertido en una hipócrita coartada para los intereses derivados de la segunda; por lo menos, para la línea política que se deriva de los planteamientos ideológicos de la Open Society popperiana (curiosamente coincidente en el primer término anglosajón con la denominación de la ONG española Open Army) y de sus proyectos encaminados a la creación de ese Nuevo Orden Mundial, meta del capitalismo globalizado con la inestimable colaboración de la nueva izquierda.
Manuel Parra Celaya. Tanto Omnium Cultural como la Assemblea Nacional de Catalunya andan a la caza y captura de nuevos socios; así lo atestiguan los grandes carteles que pueden verse en diversos lugares de Barcelona, como estaciones de metro o paneles de anuncios. Se ve que, a base de cuestaciones públicas o de iniciativas peculiares (como esos sopars grogues -cenas amarillas- en las que todos los platos eran de ese color), no se obtenían los suficientes dineros para mantener el tren de vida de los llamados exiliados allende los Pirineos.
Manuel Parra Celaya. Imagínese, lector, una gran metrópoli que recibe en un fin de semana 500. 000 visitantes, a los que se suman los residentes del lugar que quieren incorporarse al acontecimiento. Todos ellos con el común denominador de vivir unos días presididos por el patriotismo, la camaradería por encima de generaciones, estatus sociales y opiniones políticas; con identificación ferviente hacia el Ejército, allí presente.
Manuel Parra Celaya. A esas extraordinarias facultades adivinatorias o proféticas que se ponen en juego en los períodos preelectorales le suelen seguir, una vez realizados los comicios, multitud de argumentaciones con el fin de felicitarse y revalidar el posible acierto o excusar el fallo con relación a lo pronosticado; se buscan, inevitablemente, culpabilidades de lo segundo y justificaciones de lo primero. A estos ejercicios -tediosos sobremanera para el que escribe estas líneas- le sigue la publicación de porcentajes, tanto procedentes de un puro ejercicio matemático como nacidos del acientífico deporte de la ucronía.
Manuel Parra Celaya Se hizo tópico encasillar a Antonio Machado como noventayochista y a su hermano Manuel como modernista, como si se tratara de dos equipos de fútbol o de dos movimientos literarios contradictorios entre sí. Se hizo aun más tópico -vulgar y desgraciadamente tópico- oponer a los dos poetas en razón de sus respectivas situaciones y simpatías en los dos bandos de nuestra guerra civil.
Manuel Parra Celaya. La reciente polémica sobre la conmemoración de la primera vuelta al mundo y las reticencias gubernamentales para afirmar su rotunda españolidad han vuelto a poner de relieve la indiferencia o repulsión casi sectaria que siente una gran parte de la izquierda para asumir la historia nacional. Y no basta con la sencilla explicación de que esa actitud responde a un pueril desprecio postmodernista hacia los grandes relatos, sino que encierra a todas luces un empecinamiento casi visceral para negar o silenciar cualquier hecho pasado que no pueda ser manipulado desde los estrechos límites de su doctrinarismo.
Manuel Parra Celaya. No sé si el señor Obrador, presidente de México, es un vulgar tonto con ventanas a la calle o si su exigencia al Rey de España para que pida perdón por la conquista, colonización, evangelización y mestizaje obedece a impulsos de más calado y obediencia debida. Quiero pensar que lo que ha ocurrido es que el señor presidente se ha sentido influenciado por el espíritu de esta Cuaresma y, en línea ortodoxa con la idea cristiana del perdón para que sean perdonados los pecados propios, ha pedido a Felipe VI que, por aquello de ser la autoridad moral sobre el Virreinato de Nueva España, empiece dando ejemplo para que él, a su vez, implore indulgencia retrospectiva por los sacrificios rituales de sus antepasados lejanos, los aztecas o mexicas, que sacrificaban prisioneros de las tribus vecinas en festivales que duraban tres meses y en los que se mataban entre 20.000 y 30.000 personas cada año
Manuel Parra Celaya. De la mano del escritor Juan Manuel de Prada (El Semanal, 20-I-19), registro en mi archivo particular una cita remota de Louis Rougier acerca de lo que entiende este adalid del capitalismo por liberal: Ser esencialmente ´progresivo´, en el sentido de una perpetua adaptación del orden legal a los descubrimientos científicos, a los progresos de la organización y de la técnica económica, a los cambios de estructura de la sociedad y de la conciencia contemporánea (por favor, retengan estas últimas palabras).
Manuel Parra Celaya. En esta España tan abierta y dialogante, los cordones sanitarios están en el orden del día. En realidad, esta situación es una copia de lo que sucede en otros países europeos, pues, como dijo Ortega, las cosas buenas que por el mundo acontecen obtienen en España solo un pálido reflejo. En cambio, las malas repercuten con increíble eficacia y adquieren entre nosotros mayor intensidad que en parte alguna.
Manuel Parra Celaya. Con apenas un mes de diferencia, he tenido la oportunidad de subir dos veces al macizo de Montserrat, diz que feudo cerrado del más radical nacionalismo catalán; por allí había andado nada menos que Quim Torras, en fechas navideñas y, al parecer, acogido a la penitencia de la frugalidad en el yantar por solidaridad con lo que llamaron los medios una huelga de hambre de los políticos presos