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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

LOS NIETOS DEL 68

Manuel Parra Celaya. Una de las grandes paradojas de nuestro tiempo estriba en que, junto a la prédica constante de la libertad sin límites y la consiguiente ocultación de la noción de responsabilidad, nunca la sociedad había estado tan constreñida por las prohibiciones.
Una gran mayoría de estas tienen duro carácter coercitivo y vienen publicadas en las numerosas normas, decretos, leyes y reglamentos que cada Poder Establecido aplica en el ámbito que le ha sido encomendado; no es extraño que vengan seguidas, sin solución de continuidad, de multas, sanciones, penas o castigos en general a que puede llevar su incumplimiento; se extienden, así, a todos los campos, y sus fundamentos los podemos encontrar fácilmente en las Ideologías Oficiales, que tienen la característica de transformar las ocurrencias en verdaderos dogmas inapelables.

SELECCIÓN DE PERSONAL

Echar mano del artículo 150.2 de la Constitución para hacer mangas y capirotes del 149

Manuel Parra Celaya. Hace exactamente un mes (9 de febrero), mi articulo “Hecha la ley…” pretendía reflejar lo que ahora ha visto la luz y suscita un debate político (efímero como todos) sobre la posible constitucionalidad o no, sobre la conveniencia o sobre la utilidad -esto último para Sánchez y Puigdemont- de echar mano del artículo 150.2 de la Constitución para hacer mangas y capirotes del 149.
Me temo que la polémica actual se disolverá como un azucarillo en un vaso de agua, como pasó con aquel rasgar de vestiduras ante la amnistía y, en general, ante todos los chanchullos y trapacerías, sean judiciales, económicos o eróticos con que nos informan a diario algunos periódicos aún no controlados; seguro que el Sr. García-Page amagará alguna que otra firme discrepancia, y aquí paz y después gloria, incluso de podrá contar con la aquiescencia de la Oposición para algún retoque de la futura Ley Orgánica.

EUROPA DESCOLOCADA

Me siento profundamente un ciudadano europeo, pero no porque me lo digan desde Bruselas

Manuel Parra Celaya. Muchas veces he repetido, y en estas mismas páginas, que me siento profundamente un ciudadano europeo, pero no porque me lo digan desde Bruselas, sino como versión actualizada de aquella ciudadanía romana de la que blasonaba con razón don Eugenio d´Ors. Y también he parafraseado a otro maestro, don José Ortega y Gasset, al soñar con que el Viejo Continente llegara a ser un proyecto sugestivo de vida en común, mas no de acuerdo con  aquello de que España es el problema y Europa la solución, porque, hoy en día, tanto una como otra son un problema en sí mismas.
    Pero lo cierto es que los ensueños personales poco tienen que ver con las crudas realidades, y este convencimiento tiene mucho que ver con la actual Unión Europea, que solo sirve para aumentar día a día el número de los euroescépticos, que prefieren, en su lógica, ensimismarse en los estrechos límites de los nacionalismos y enrocarse en las limitadas perspectivas de sus respectivos Estados.

ESQUELETOS EN LOS ARMARIOS

Manuel Parra Celaya. Así reza una expresión popular, creo que de origen norteamericano, en alusión a que todas las familias guardan secretos casi inconfesables, que tratan de que permanezcan ocultos incluso a lo largo de las generaciones; este ha sido el tema recurrente de novelas y películas, pero parece que de nuevo la realidad supera a la ficción.
    Podemos ampliar su aplicación, y aventurar que igual sucede con todos los grupos humanos, estén o no unidos por lazos de sangre: los partidos políticos, las naciones y no digamos de los bandos en guerra abierta. No se escapan de esta aseveración todas y cada una de las confesiones religiosas (¡y, por favor, no solo la Iglesia Católica!) que, o bien llevaron sus creencias a fanatismos, o cometieron atrocidades sin cuento; es sintomático el ejemplo de los sacrificios humanos en un pasado más bien remoto, como el caso de la religión azteca, a las que puso fin la espada de Cortés y que el señor López Obrador y su heredera se empeñan en silenciar. Claro que hay que tener en cuenta la mentalidad de esos tiempos, el contexto sociocultural en que se produjeron, es decir, la circunstancia, y es absurdo mirar el pasado con las gafas del presente.

Hay, quizás, una cuarta razón de la blasfemia televisada: la absoluta seguridad de que no habrá respuesta de los ofendidos

Los móviles de la nueva blasfemia en TVE al Sagrado Corazón de Jesús

Manuel Parra Celaya. Los medios no adictos coinciden en su denuncia de la nueva blasfemia televisada, que, con motivo de la celebración del Año Nuevo perpetró la cadena oficial, esa que sufragamos entre todos los contribuyentes. Ya no se trata de simple propaganda woke -que podría deducirse por añadidura-ni de resabios sectarios como los que presidieron las imágenes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de París, sino de una burla frontal en contra del Cristianismo, precisamente en unos momentos en que el Papa ha encarecido la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Y, por cierto, no hemos leído aún ninguna protesta procedente del Vaticano; solo un ciceroniano y valiente quousque tandem abutere…de un obispo español.

Parece que la razón de fondo es la falta de vocaciones, problema generalizado de muchas órdenes religiosas en una Europa secularizada al máximo

HALCONES Y PALOMAS: Las Clarisas han abandonado su convento

Manuel Parra Celaya. Leo una noticia intrascendente: la Policía Municipal de una ciudad española denuncia a un ciudadano por dar de comer a las palomas en un parque; con ayuda del inefable Google, me entero de que se trata de una Ordenanza municipal que está en vigor en otras muchas localidades y, concretamente, en Barcelona, la multa por contravenir la ordenanza puede llegar aquí a los 750 euros.
A un servidor le caen bien las palomas, qué le vamos a hacer; no así a mi esposa porque le estropean los tiestos de flores de la terraza, lo que es origen constante de polémicas conyugales. Pero cuando veo a ese inocente animalito vagar por calles y plazas, me retraigo inevitablemente a mi infancia, cuando, en la plaza de Cataluña, los niños gozábamos dándoles las llamadas besses y se nos subían por brazos y cabeza; también, hoy en día, me evocan aquella greguería de Ramón: “Todos los pájaros son mancos”…

MIRANDO MÁS ACÁ

Dos palabras de sabor añejo: colonización y regeneración

Manuel Parra Celaya. El panorama internacional está cambiando a marchas forzadas y a él dirigen su mirada sorprendida todos los analistas, políticos y estadistas del mundo, que, más que apresurarse y mover ficha, contienen la respiración y la mantienen levantada sobre el tablero, preguntándose cuál puede y debe ser su jugada, ya de enroque, ya de ofensiva; como aquí carecemos de esa última especie de estadistas, nos conformaremos con observar a las otras dos, sin confiar mucho en su sagacidad. 

La semana pasada les escribía sobre esa realidad maltrecha que se llama Europa, y les confiaba mis ensoñaciones sobre ella, reflejadas en aquella excelente Declaración de París; hoy miro más acá, me ausento de la geopolítica, de Trump, de Putin, de Zelenski , y me vuelvo a volcar en un problema interno español (aunque compartido con otras naciones de nuestra área); aquí lo llamamos la España vaciada, y hasta la fecha no ha habido quienes le pongan el cascabel al gato, aunque han abundado los debates, simposios, foros y paneles desde la España llena, a cual más inútil y verborreico.

Me queda la duda de si se cumplirá la simpática boutade de mi amigo el profesor Barraycoa en cuanto a la existencia en el futuro de una República Islámica de Cataluña…

HECHA LA LEY…

…hecha la trampa, dice un viejo adagio de uso extendido entre picapleitos, tramposos y, claro está, entre políticos (y perdonen la redundancia). Quiere decir que, para el avispado, siempre hay un subterfugio legal al que agarrarse, contenido en algún párrafo que el legislador incluyó en su día por error u omisión, y que fue aprobado por el Poder Legislativo en un momento en que Sus Señorías dormitaban más de lo habitual o se mostraban proclives, intencionadamente, al apaño.
    Lo más grave y preocupante es cuando se da el caso de que el dicho puede aplicarse a la Ley de Leyes, es decir, a la Constitución, que debe ser el referente obligado para no caer en lo que antiguamente se llamaba contrafuero. Traducido en román paladino: cuando en el texto que organiza jurídica y políticamente una Nación pueden encerrarse gatuperios de tamaño natural; ahora nos explicamos las razones por las que Torcuato Fernández-Miranda se negó a estampar su firma en 1978.

la acusación de antidemocrático a ese adversario devenido en enemigo

SUPERAR EL ODIO EN LA POLÍTICA

Manuel Parra Celaya. Quedó en pura teoría aquello de que la política es una gran tarea de edificación.  Por el contrario, en la práctica diaria en España, se nos aparece como una miserable tarea de aniquilamiento o cancelación del adversario, y a este fin malévolo se supeditan todos los medios, ya no solo los que consideraríamos lícitos desde un punto de vista jurídico o ético, sino los ilícitos, siempre que estén edulcorados con subterfugios legales o por la simple desvergüenza de quienes los utilizan.
    Las primeras páginas de los periódicos o las cabeceras de los telediarios van dedicadas, de forma indefectible y preferente, a constantes y sucesivos escándalos, que tienen como escenario previsto los tribunales de justicia; superan estos en importancia, en su previsible ejercicio, a gobiernos, ministerios o parlamentos, que serían las instancias normales donde se trabajase por las necesidades reales de la población. ¿He dicho trabajar?

AL FILO DEL NUEVO AÑO

Manuel Parra  Celaya. Mientras el legionario Benavides de Luis del Río y aquel miliciano de García Pavón se turnan -hermanados y depuestos sus fusiles- para hacer guardia de honor en el Belén Celestial ante el Protagonista de la Navidad, Jesús, el Hijo de Dios, contemplo, en esta tierra, mi Pesebre familiar, engalanado con corcho, con musgo y con un molino que gira y con una fuente y un río cuyas aguas fluyen permanentemente. Me congratulo de que los hogares de mis amigos y numerosos escaparates comerciales han hecho un corte de mangas a la corrección política laicista y también lucen Pesebres, aunque sin tantos ornamentos, que, en mi caso, quedaban reservados a mis hijos y nietos.
    Pasó la Nochebuena, esa que viene y se va según el popular villancico, pasó el día grande de la Navidad, pero quedan aún fiestas que celebrar en días próximos, especialmente la de los Magos de Oriente con la ilusión de sus regalos a pequeños y a mayores; en tono menor, la despedida del año viejo y el primero de enero, que, además, es el santo de un servidor; no hablo de las inocentadas tradicionales del 28 de diciembre, pues en nuestro tiempo han perdido su vigencia, ya que todos los días nos informan los medios de nuevas -y graves- inocentadas que propicia la clase política.