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Diario YA


 

DERECHOS Y LUJOS; La emigración es un derecho, el turismo es un lujo

Manuel Parra Celaya.
    A diferencia del común de los mortales, me suelo fijar en las pintadas callejeras, no tanto por razones estéticas, cuando las hay, como sociológicas,  para intentar entender el mensaje que pretenden transmitir a otros. Creo que ya comenté una vez que me sorprendió una que llevaba la firma inequívoca de la “A” anarquista: No parar hasta conquistar, lo que indicaba un tremendo despiste -¿o no?- del ácrata del rotulador;  ante otra del mismo signo ideológico no pude menos que expresar aquiescencia (estaba un servidor en sus años mozos): Sin mujeres, no es posible la revolución.
    El otro día mereció por mi parte una serie de reflexiones otra pintada, repetida en varias fachadas: La emigración es un derecho, el turismo es un lujo. Traslado a los lectores un resumen de mis meditaciones, por si alguno desea entrar en amigable polémica al respecto.

El semáforo ya está permanentemente en verde para ellos: y siempre en rojo para los catalanes que nos sentimos españoles

Manuel Parra Celaya. En mi artículo de la semana anterior, atendí a lo trascendente y tiré por elevación; reflexioné en voz alta -aunque sosegado, como dije- y me centré en las últimas y más profundas razones del hecho. Hoy, por el contrario, aunque persiste la serenidad, me he propuesto reírme de lo acontecido en el carnaval callejero-policíaco de la escapada de Puigdemont; primero, porque la vis cómica es siempre más saludable al cuerpo y al espíritu, y, segundo, por intentar evitar que otros se rían de mí, tal como lo están haciendo con muchos conciudadanos.

actúa en un breve mitin callejero, en un escenario montado ad hoc, ante sus fanáticos seguidores…y desaparece cual nuevo Houdini

LA SAGA-FUGA DE PUIGDEMONT

Manuel Parra Celaya. Como ya habrán advertido los sagaces lectores por el título de este artículo, casi literalmente plagiado del genial Gonzalo Torrente Ballester -junto a cuya efigie tuve el honor de tomar un café en la Plaza Mayor de Salamanca hace pocos días-, mi indignación inicial se debía al número circense protagonizado, al alimón, por el prófugo de Waterloo y las Fuerzas de Seguridad autonómicas; y todo ello bajo la espesa capa de silencio de los normalmente locuaces ministros, portavoces y consejeros de La Moncloa. El resumen del sainete es conocido por todos a estas alturas: el fugado entra en España impunemente, tras varios años en que se puesto de manifiesto la insolidaridad europea y la animadversión hacia nosotros de la judicatura de varios países de la Unión; el mencionado prófugo de la justicia española anuncia públicamente sus intenciones urbi et orbi, y las cumple sin que aquí se mueva ni un servicio de -llamémosle- inteligencia; claro que no es difícil la jugada, cuando no existen fronteras y otros muchos delincuentes se aprovechan a diario de esta situación; actúa en un breve mitin callejero, en un escenario montado ad hoc, ante sus fanáticos seguidores…y desaparece cual nuevo Houdini.

EL SILENCIO DE LOS CORDEROS

El Papa no se refirió en ningún momento al montaje propagandístico queer y a la blasfemia contra la Santa Cena

Manuel Parra Celaya. La horterada parisiense del acto de inauguración de los Juegos Olímpicos se vio implacablemente trufada de lo queer y de wolkismo por obra y gracia, dicen, de un tal Thomas Jolly, inspirador y creador de la escenografía. Como no podía ser menos, incluía una mofa de la religión, pero no de una cualquiera, sino en concreto del Catolicismo, a lo que ya estamos acostumbrados en esta sucursal de la postmodernidad que algunos nos empeñamos en seguir llamando España. Al parecer, Monsieur Jolly no tiene redaños para hacer escarnio de las otras religiones del Libro, porque sus respuestas a las provocaciones blasfemas suelen ser mucho más contundentes, como la propia Francia experimentó en sus carnes hace unos años.

REFLEXIONES ANTE EL SANTO PATRÓN

Manuel Parra Celaya. Reciente la festividad, jornada laborable en muchas Comunidades, me pregunto cuántos españoles han sido conscientes, ese día, de su patronazgo en esta época convulsa y extraña que nos toca vivir.
    Bien mirado, poco le importa a un servidor que el Apóstol Santiago estuviera o no dando mandobles en la batalla de Clavijo, según ironía de José Antonio Primo de Rivera, como burla amable a unas derechas que, llenándose la boca de referencias del pasado lejano y de leyendas piadosas, se desentendían de las necesidades perentorias del pueblo español. Sobre Santiago, me basta con saber que era uno de los hijos del Trueno, discípulo predilecto de Cristo, predicador del Evangelio, primer mártir por esa causa y que entró por esos méritos en el santoral; con el importante añadido temporal que es el Patrón de España y de la Caballería española.

HISTORIAS DEL AYER, REFLEXIONES PARA EL HOY

Aquella alegría desenfrenada de los 80 y principios de los 90, coreada por los políticos (“¡A colocarse y al loro!”)

Manuel Parra Celaya. No puedo afirmar con total seguridad si el lugar donde estoy disfrutando de mis vacaciones puede estar totalmente incluido en la llamada España vaciada; lo cierto es que en esta bellísima provincia de Salamanca existen serios problemas estructurales: las comunicaciones en servicios públicos de transporte han mermado de unos años acá; los cajeros automáticos, ídem de lienzo; la atención sanitaria obliga muchas veces a desplazarse a los núcleos más poblados o a la misma capital; no hay mucho tejido empresarial, lo que sigue obligando a muchos a trasladarse, como en otros tiempos, a las grandes ciudades (Madrid, Barcelona, Bilbao…)

veganismo es libertad, veganismo es justicia

CON V DE VEGANO

Manuel Parra Celaya. Aún no se han limpiado las calles de la propaganda de las últimas elecciones, y es una lástima porque los carteles, aparte de repetir los eslóganes archiconocidos, se van pudriendo y sus pingajos adquieren un aspecto más siniestro que cuando fueron instalados. Además, persisten, o se acrecientan, bastantes papeles engomados en fachadas, buzones y espacios de todo tipo con imágenes de vacas, gallinas y cerdos (con perdón), en los que se insiste al viandante curioso y sorprendido por esa proliferación para que se convierta en vegano, es decir, a no consumir productos de origen animal. Bueno, cada uno es libre de preferir una determinada forma de alimentación, y un servidor de ustedes respeta todas y cada una de las opciones culinarias, en el buen sentido de que exista reciprocidad, es decir, que no se entrometan en las mías, ni siquiera con la menor forma de coacción psicológica.

Resumámoslo en que se robó un beso, pero la acusación formal es de “agresión sexual”

LA ESPAÑOLA CUANDO BESA…

Manuel Parra Celaya. Algunos lectores se sorprendieron -agradablemente- por la referencia a la mente privilegiada de Julián Marías en mi anterior artículo; como no deseo fatigarlos, acudo al popular una de cal y otra de arena y hoy me paso a una faceta que podríamos llamar más frívola; por ello, me propongo escribir sobre el beso y su carácter supuestamente punible, según recoge la coercitiva legislación española en este momento. Me ha sugerido esta idea la noticia, del tipo de las que pasan desapercibidas por la mayoría, sobre la condena a un policía por besar a una detenida; no se aclara si el beso fue forzado o aceptado con resignación, aunque me inclino por lo primero; dejémoslo en que fue un beso ineludible, en todo caso, inapropiado para la situación, que habría merecido una fuerte amonestación de los superiores del agente y las disculpas del atrevido a la apresada. Resumámoslo en que se robó un beso, pero la acusación formal es de “agresión sexual”, más o menos como aquel que, en un momento de entusiasmo, estampó el Sr. Rubiales en los labios, no menos entusiasmados, de Jenni Hermoso. No he podido menos que evocar aquella simpática canción de Manolo Escobar, “Por un beso que le di en el Puerto…”

Julián Marías: EN MEMORIA DE UN GRAN PENSADOR

Manuel Parra Celaya. Se acaba de cumplir el aniversario del nacimiento de Julián Marías (17 de junio de 1914-15 de diciembre de 2005) y escasos medios se han acordado de su figura, como no fuera solo para resaltar su posicionamiento antifranquista; que yo conozca, solo uno (ABC) recordaba que, además, fue rechazado por la izquierda por su indeleble sello católico, lo que llevó, por ejemplo, a asistir como invitado a algunas sesiones del Concilio o a ser designado por Juan Pablo II miembro de la Academia Pontificia de Cultura. Además de la enemiga de la izquierda, tuvo el honor de tenerla de los nacionalismos separatistas; esta hostilidad venía, acaso, de aquellos excelentes artículos, entre enero y mayo de 1978, en contra de la inclusión del término nacionalidades en el texto constitucional.

una gran parte de esa derecha no tendrá el menor escrúpulo en pactar con sus teóricos adversarios de la izquierda

¿EUROCENTRISMO?

Manuel Parra Celaya. Como millones de europeos, he repasado en la prensa los resultados de las elecciones al Parlamento de Estrasburgo, procurando leer entre líneas y más allá de ellas para matizar el inevitable triunfalismo de todos los partidos con sus resultados, sean buenos, malos, mediocres o regulares. Un comentario general periodístico es que Europa ha girado -o está girando- a la derecha; bueno, pero ya sabemos por experiencia que una gran parte de esa derecha no tendrá el menor escrúpulo en pactar con sus teóricos adversarios de la izquierda, siempre que se trate de mantener el establishment supranacional o estrictamente nacional, dentro del Sistema omnipresente; en efecto, el combate cultural suele disfrutar de muchos armisticios cuando se trata, por ejemplo, de debatir aspectos de la Ideología Woke, de mantener las leyes de memoria o de defender la vida de los nasciturus…