Eduardo García Serrano. Además de otras muchas la Lengua Española tiene una joya de concreción conceptual que la hace sencillamente sublime en la elasticidad de su expresión y en el perfil de los matices. Esa joya es la perfecta diferenciación entre los verbos SER y ESTAR, de la que carecen el inglés, francés y alemán. De tal suerte que no es lo mismo SER tonto que ESTAR tonto. El que ES tonto lo es a perpetuidad; y el que ESTÁ tonto lo es sólo de una manera transitoria. Es digamos, un tonto temporal y no un tonto con contrato indefinido.
José Luis Orella. España forma parte de una Europa que está intentando unirse en un momento en el que su identidad se hace más problemática que nunca. Enfrentada a un cosmopolitismo creciente, por la inmigración procedente de otros continentes, la difusión de una cultura sincretizadora de las culturas, la globalización de las relaciones sociales, la interrelación de las relaciones económicas y comerciales que difuminan las características propiamente europeas. España se encuentra ante uno de sus principales retos históricos.
Rafael Nieto. Los compañeros del diario El Mundo revelaban ayer un informe realizado por el experto químico Antonio Iglesias según el cual es altamente probable que en uno de los focos de explosión de los atentados del 11-M hubiese explotado Titadyne. Se trata de una novedad que vuelve a poner en solfa la controvertida sentencia de la mayor masacre terrorista de la historia de Europa, asestando una puñalada terrible a la credibilidad de la democracia española y, por ende, también del sistema de partidos actual.
Manuel Morillo. La hipocresía como pecado individual es uno de los más despreciables.
Al leer el Evangelio nos encontramos con un Jesús todo bondad, que acoge a todos los pecadores, y que, sin embargo no tolera a los fariseos y los escribas, a los que llama con una palabra que, desde Jesús, se ha convertido en uno de los vocablos más odiosos del diccionario, como es la palabra ¡Hipócrita!...
Hay numérosos ejemplos en todos los Evangelios.
Rafael González. Cuesta trabajo comprender a qué juegan los sindicatos españoles. Ni siquiera los sindicatos verticales del régimen anterior eran tan sumisos a los diferentes Gobiernos de Franco. Los altos cargos, claro, eran adictos incondicionales, como falangistas que eran; pero en las bases, incluso entre los líderes de las distintas secciones sindicales, había gente muy capaz, muy contestataria y crítica al Gobierno.
Manuel Bru. Entre autoridad moral y política a veces –cuando la segunda se convierte en abuso de poder- la diferencia es tan abismal que sus depositarios parecerían albergar dos mundos distintos. Quien tiene autoridad moral no suele haber procurado nunca agrupar seguidores, adoctrinar masas, o buscar el voto y el aplauso. Quien solamente tiene poder político, sin apenas autoridad moral, en cambio, suele preferir el continente que el contenido de su discurso, su aprobación coyuntural y mayoritaria, a su racionalidad, y sobre todo, el aplauso al convencimiento.